Estar sola significa contar con una misma, ser libre para decidir sin someterse. / MujerHoy.com
psicología

Soledad, el precio de la libertad

Estar solo requiere sentirse bien consigo mismo y plantarle cara a algunos prejuicios sociales que dicen que la vida en pareja es mejor

MADRID Actualizado: Guardar
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Nacemos dependientes, confundidos con el otro, sin saber quiénes somos. Construimos una identidad propia, una subjetividad única cuando adquirimos independencia y sentimos que podemos manejarnos solos. ¿Podemos defender nuestra libertad si no vivimos bien nuestra soledad? ¿Es mejor pagar el precio de estar sola, pero sentirse libre, que estar acompañada y sentirse agobiada por el otro? Hay dos tipos de soledad: una conlleva una pérdida de contacto con la realidad, con los otros, evitando así todo vínculo afectivo; la otra, sin embargo, es creativa, necesaria, íntima, es la que todos llevamos dentro, ese vacío que nos habita y nos hace únicos. Una soledad que nos da la posibilidad de explorar lo más profundo de nuestro ser para, desde allí, volver renovados.

Elisa escribe en su diario: “Por fin, sola. Me siento bien, me siento libre. Ya no tengo que ocuparme de él, voy a pensar en mí. Estoy sola, pero acompañada de recuerdos e ilusiones; tengo proyectos que llevar a cabo. Quiero encontrarme conmigo misma, saber quién soy, aprender a cuidarme, valorar lo que he conseguido. Antes estaba protegida, pero dormida. Más bien estaba controlada y negaba la situación. Ahora tiemblo ante el futuro, sola pero viva, creo que acabo de despertar de un mal sueño. Me siento libre, quizá estar sola es el precio que tengo que pagar para ello”. Hace poco, Elisa decidió separarse de su pareja. Antes de conocerle, estaba divorciada y tenía una hija. Aunque trabajaba como informática y se desenvolvía bien en la vida, a veces se sentía sola. Apareció Jorge, atractivo y detallista, que la conquistó y se fueron a vivir juntos. (Más información en MujerHoy.com)