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Emery como recambio de Míchel

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Era un secreto a voces, pero hasta la tarde del lunes no se confirmó: Míchel ya no es técnico del Sevilla. Lo decidieron de manera consensuada el director deportivo de la entidad, ‘Monchi’, y el presidente José María del Nido. La mala situación del equipo -en la parte baja de la tabla- unida a la falta de respaldo por parte de la plantilla, han precipitado los acontecimientos.

En Navidad ya se empezaron a mover los primeros contactos para intentar buscarle un sustituto. La escasez de liquidez para el finiquito y la negativa de algunos entrenadores obligaron a mantenerlo. La derrota el pasado sábado en Mestalla fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los directivos nervionenses.

‘Monchi’ ni tan siquiera viajó a la capital andaluza con el resto de la expedición. Se quedó a orillas del Turia para reunirse con quien tenía subrayado en su nota de apuntes. Su nombre, Unai Emery. Este mismo lunes estuvo con su agente, Iñaki Ibáñez, desde las doce del mediodía en un hotel valenciano negociando el contrato. El ex preparador valencianista también había recibido la llamada del Villarreal para su incorporación, pero la del Sevilla lo paró todo.

El paso del exjugador del Real Madrid por el banquillo sevillista ha estado plagado de altibajos. Llegó, ironías de la vida, sustituyendo a otro compañero, Marcelino. Lo hizo con expectativas, con su verborrea característica que encandiló a la afición. Se ganó la renovación a pesar de no meter al equipo en Europa e incluso esta temporada fue vitoreado por las calles sevillanas, tras la goleada escandalosa al eterno rival en el derbi de hace dos meses. Pero a partir de ese momento todo cambió.

Cuesta abajo y sin frenos, el equipo no daba sensación de seguridad. Pasó de mirar arriba a ver la Segunda cada vez más cerca. A ello se unieron los futbolistas del plantel. Algunos pensando en marcharse en el mercado de invierno, con ofertas importantes, y otros no se hablan con su ya exjefe. El propio Míchel, cuarta víctima de la primera vuelta en los banquillos tras Pochettino, Pellegrino y Oltra, les recriminó tras caer ante el Valencia que se habían dejado ganar para que lo echasen. Frase lapidaria para cualquier entrenador.

El propio Del Nido se mostró en la mañana del lunes, antes de anunciar la destitución, desilusionado. «La primera vuelta ha sido nefasta, horrorosa», remarcó sin consuelo. La guinda al mal pastel de la planificación ocurrió en el entrenamiento matutino, paralelo al discurso del mandamás rojiblanco. Una nutrida representación de la afición increpó a los jugadores y, sobre todo, a Míchel. Fue el augurio del final, melancólico y triste, que le esperaría unas horas después.