FÚTBOL

Mourinho saca a Florentino de sus casillas

El técnico portugués oposita para una destitución que empieza a plantearse un presidente harto de pulsos y tensiones

MADRID Actualizado: Guardar
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Incendiario hasta el punto de querer cargarse al mejor portero del mundo, líder del grupo español del vestuario blanco y símbolo del madridismo, José Mourinho ha conseguido lo que hace semanas parecía un imposible:que Florentino Pérez se plantee la posibilidad de destituirle por entender que la plantilla se la ha ido de las manos, la Liga está perdida, la Copa complicada con la derrota en Balaídos y la ‘Champions’ mal encarrilada por una primera fase irregular en la que el club con mayor presupuesto del mundo solo pudo ser segundo tras el Borussia Dortmund.

La suplencia de Casillas, justificada por motivos técnicos, ya que a juicio de ‘Mou’ y su equipo de colaboradores Adán está mejor, supone un pulso, un a provocación, un desafío y un órdago a la grande. Hasta el punto de que más del 90% de los hinchas merengues que han respondido a diferentes encuestas realizadas en las últimas horas concluyen que quiere ser despedido y embolsarse los 20 millones netos que le corresponderían.

El sector más crítico con Mourinho piensa que se trata de una declaración de guerra al vestuario y al presidente. Una querencia al despido fulminante, una estrategia premeditada que ya utilizó para dejar en su día el Chelsea con el tren en marcha pero el riñón bien lleno. Del Inter se marchó algo mejor, pero sin celebrar ni siquiera con los ‘tifosi neroazzurri’ la ansiada Copa de Europa porque prefirió quedarse en Madrid para cerrar su suculento fichaje por el club de Concha Espina.

Jorge Valdano, la primera gran víctima del método ‘Mou’ cuando fue destituido, lo tiene claro. El exdirector general deportivo reflexionó tras el partido en la Ser y afirmó que el luso «dobló la apuesta» y realizó una «exhibición de poder al imponer su decisión a una leyenda del club». Sostuvo que se trata de una decisión de peso muy pensada, aunque dijo desconocer los motivos. Guti, en la Cope, habló de un «pulso al club y a una de sus leyendas vivas». Y Míchel Salgado lamentó que ‘Mou’ haya generado «más tensión».

Florentino Pérez no habló pero su rostro era el espejo del alma cuando vio la alineación y comprobó que Casillas no jugaba a través del teléfono móvil de Mónica Marchante, reportera de Canal Plus. No daba crédito a lo que ocurría y ponía cara de circunstancias.

Jugar con un emblema

Aunque desde el club aseguran que Adán sabía desde el martes de su titularidad, la polémica alineación se interpreta como una respuesta fulminante al discurso navideño del presidente en el almuerzo con los periodistas. Si el jueves Florentino aseguró que las tensiones son negativas para el fútbol, lugar de «ocio y esparcimiento», y advirtió que quien las provoca no obtiene muchos réditos, Mourinho le contestó con la suplencia del emblema. Y si el alto dirigente insistió en el mensaje de creer en la «gran remontada», consustancial al espíritu del club, resulta que el Madrid se va de vacaciones a 16 puntos del Barça, una diferencia histórica a dos jornadas todavía para el final de la primera vuelta.

El próximo partido ante la Real Sociedad, al que faltarán por sanción Sergio Ramos y Pepe, dictaminará si la suplencia de Iker en Málaga fue una decisión técnica, ya que en ese caso lo lógico sería dar continuidad a Adán, o un mero capricho del ‘Special One’. Diez años hacía que Casillas no era suplente en un partido importante por decisión técnica. Desde que pugnaba por un puesto con César Sánchez, en tiempos de Vicente del Bosque en el banquillo, nadie osó discutirle el puesto. La diferencia con Adán es tan abismal que cuesta asimilarla por motivos puramente técnicos. Y reservar a Iker para el partido de la ilusión que organizaba este domingo con fines benéficos solo es una guasa que anima las redes sociales.

Si hace menos de dos semanas, en el transcurso de un acto en el que el presidente condecoró a los socios más antiguos del club, Florentino calificó a su técnico como «el mejor del mundo, con una trayectoria impresionante y con la exigencia como norma de comportamiento», ahora sufre en silencio. En febrero de 2006, al dejar el club tras su primera etapa al frente, el presidente se sintió una víctima de los galácticos. «De tanto decirles que son los mejores del mundo, he confundido a los jugadores, los he maleducado. Es mi culpa y soy el tapón que hay que quitar», reflexionó. Dimitió tras haber creído que la chequera estaba por encima de los entrenadores. Despidió a Del Bosque en plenitud de éxitos y ninguneó a Queiroz, Camacho, García Remón, Vanderlei Luxemburgo -quien aterrizó precisamente en Navidades- y López Caro. Con Mourinho, Florentino cayó en el otro extremo. Concedió plenos poderes a Mourinho, técnico, mánager general y capaz de acabar en el club con Valdano, Zidane, el doctor Carlos Hernández, Chechu, el cocinero de Valdebebas, y discutir a diario a Alberto Toril, técnico del filial a quien el presidente tiene en buena estima pero ‘Mou’ llegó a expulsar de un entrenamiento. Símbolos como Sergio Ramos, suplente en ‘Champions’ ante el Mánchester City, ya recibieron castigo. Casillas se perdió un Trofeo Bernabéu ante el Galatasaray por cometer el delito de llamar a Xavi y limar asperezas. Pero lo de La Rosaleda es harina de otro costal. Punto y seguido, o aparte.