El fruto de la amapola, la inspiración. Foto: Archivo
cultura japonesa

Una muñeca con 200 años de historia

Las 'kokeshi', antepasadas de las famosas Kimmidoll, nacieron como souvenir y crecieron como obras de arte

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Un cuerpo cilíndrico sin brazos ni piernas, una cabeza redondeada con un casco por peluca y una decoración extremadamente simple. Sorprende que un juguete con estas características sea considerado toda una obra de arte del género, pero la belleza de lo sencillo se materializa en las muñecas japonesas 'kokeshi'. Originarias de la región de Tohoku, al norte del archipiélago nipón, empezaron a fabricarse al final del Periodo Edo (1603-1867) para ser vendidas como pequeños recuerdos de esta zona turística, muy visitada por sus fuentes de aguas termales.

En un principio estaba mal visto que los artesanos ebanistas hicieran estas muñecas, ya que no debían dedicarse a algo tan frívolo. Pero pronto esta práctica se convirtió en un arte transmitido entre generaciones y supuso un apoyo económico para la población rural de Tohoku.

Actualmente, existen once tipos tradicionales de estas figuras, según la zona donde se elaboren. Otra modalidad, las 'kokeshi' creativas, no evocan su origen geográfico, sino que responden únicamente a la creatividad del artesano.

Debate etimológico

El origen del nombre de estas muñecas se puede averiguar por su escritura en caracteres 'kanji': 'Ko' significa 'pequeño' y el símbolo de 'keshi' representa al 'fruto de la amapola'. Y es que el parecido de este capullo con las muñecas es significativo.

Otros investigadores han querido ver una raíz mucho más oscura en la palabra. Siguen indicando que 'ko' es 'pequeño', pero que 'keshi' es otra lectura de la palabra 'kesu', que significa 'librar', 'borrar'. Así surgió la leyenda negra de que estas muñecas representaban a las niñas de las familias más humildes de la época que desaparecían, morían o eran abandonadas. Esta teoría funesta fue descartada por completo.

La interesante historia de estos juguetes elevados a arte bien merece una exposición, como la que se inauguró ayer en el centro cultural 'Pablo Ruiz Picasso' de Torremolinos (Málaga) y que permanecerá abierta hasta el miércoles, 5 de diciembre. La muestra está compuesta por 70 'kokeshi' tradicionales, representando a las once familias, y otras 'kokeshi' creativas, algunas premiadas por el gobierno japonés. La exposición se completa con una representación de 'ningyo', juguetes de madera tradicionales, que son considerados los precursores de estas muñecas.

Kimmidoll manía

Las sucesoras de estas figuras invaden las vitrinas de las tiendas de hoy en día. Las Kimmidoll son la versión moderna y comercial de las 'kokeshi'. Estéticamente no presentan apenas diferencias con sus abuelas: sencillas, de líneas lisas y con la misma morfología. Es en el significado de sus variantes donde aflora la brecha generacional. Si la tipología de las 'kokeshi' se basaba en la localización de su fabricación, el catálogo de las Kimmidoll se centra en el sentimiento, deseo o significado que representa cada muñeca. Al regalar uno de estos artículos, otorgas al mismo tiempo amistad, felicidad, respeto... Así lo explica Celia Prat, responsable de Kimmidoll España: “Si bien el contexto actual es difícil, la Kimmidoll se ha convertido en una de las figuras de regalo favoritas porque existe una gran variedad de tamaños y precios, porque se pueden coleccionar y porque cada una de ellas transmite un valor o una esencia de la vida. Y gusta regalar estos valores”.

Esta marca comenzó a comercializarse en nuestro país en septiembre de 2010 y las ventas han ido creciendo año tras año. “Empezamos con las muñecas y ampliamos posteriormente la colección con una línea infantil, Kimmi junior, y con la colección completa de accesorios como neceseres, libretas, bolígrafos, etc.”, apunta Celia Prat. Las propias muñecas y los llaveros son los productos con más éxito en nuestro país, pero sorprende la buena acogida de su última novedad: “Para Navidad, hemos lanzado la Kimmidoll Swarovski, una edición limitada que está gustando mucho”, concreta la responsable de la marca. La 'Kimmidoll manía' española se refleja en los más de 18.000 seguidores que cuenta su página de Facebook.

La marca, sin embargo, no es japonesa. Las Kimmidoll fueron creadas por un estudio de diseño australiano que se inspiró en las muñecas tradicionales niponas. Desde el lanzamiento de su primera colección en 2008, han crecido imparables extendiéndose por más de 40 países y alcanzando unas ventas de más de 2,5 millones de muñecas y llaveros, y 4,5 millones de productos complementarios.

Una competencia muy feroz para la verdadera reina del 'merchandising', la japonesa 'Hello Kitty'. Celia Prat aclara que el paralelismo con la marca de la gatita no tiene sentido: “En ningún caso nos identificamos con Hello Kitty; las Kimmidoll tienen una tradición centenaria, las 'kokeshi'. Al igual que sus antecesoras, y a pesar de tener una imagen mucho más contemporánea, las Kimmidoll poseen significados y valores de vida esenciales para las personas, como la buena suerte, el amor, la amistad, la riqueza... Éstos te acompañan durante la vida y, por lo tanto, no son vistas como una moda a corto plazo”.

Ya sean las nietas o las abuelas, las Kimmidoll o las 'kokeshi' no son unas simples muñecas, sino unos objetos hermosos y con un mensaje que perdura más allá de los siglos.