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El activista kurdo que lanzó un zapato a Erdogan, excarcelado poco antes de terminar su condena

Hokman Joma ha estado en prisión condenado a tres años por un delito contra una autoridad

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La última visita de Erdogan a España, en febrero de 2010, traspasó fronteras al difundirse la imagen del zapatazo con el que fue recibido a la salida del Ayuntamiento de Sevilla, donde recibía un premio de la Fundación Sevilla NODO Entre Culturas por su labor en favor del entendimiento entre civilizaciones y culturas. Desde entonces, el otro protagonista del incidente, el joven de origen kurdo Hokman Joma, ha estado en prisión condenado a tres años de cárcel por un delito contra la comunidad internacional (artículo 605.3 del Código Penal) en su modalidad de atentado contra una autoridad (artículos 550 y 551).

Joma, con pasaporte sirio, fue excarcelado a principios de este mismo mes, cuando solo le quedaban tres meses para finalizar su condena, que incluyó además el pago de una multa de 408 euros. El juzgado dictó un auto de suspensión cautelar de la condena, que vencía en febrero de 2013, una decisión en la que ha pesado su buen comportamiento en el penal de Sevilla II y la postura favorable de la Fiscalía de Sevilla a la concesión del indulto, solicitado en 2011 y sobre el que el Ejecutivo aún no se ha pronunciado. El ministerio público considera que el hecho por el que fue condenado el joven kurdo, de 29 años, no revestía “especial gravedad” ni produjo un resultado lesivo.

Durante todo este tiempo, Joma –que estaba en situación irregular en nuestro país desde 2005-- ha tratado de explicar su acción, que según ha mantenido durante estos años no fue premeditada ni con intención de hacer daño. “El Gobierno turco ha iniciado cinco guerras contra mi pueblo, ha matado a miles de mujeres, niños y ancianos. Yo lo único que quería era llamar la atención para que la gente sepa que existe el pueblo más grande del mundo sin Estado: el kurdo”, explicó por carta a su abogado.

Así, simplemente pasaba por la puerta del Ayuntamiento hispalense cuando vio salir al primer ministro turco, que se dirigía de regreso a su coche. Por impulso, se descalzó y le arrojó el zapato al grito de “Viva el Kurdistan”, y acusando a Erdogan de “criminal” y “asesino”. Poco más le dio tiempo a pronunciar antes de que los escoltas se le abalanzaran encima y lo entregaran a la Policía Nacional. El zapato, del número 44, apenas tocó el coche. “No podía permitirme cruzarme con este hombre, no decirle nada y que se fuera tan tranquilo”, se defendió entonces. Ahora, ya en libertad, afirma que “no volvería a hacerlo”, aunque tampoco se arrepiente porque se siente “orgulloso de ser kurdo y de defender su causa públicamente”. A la espera de noticias de su familia en Siria, su objetivo es tratar de regularizar su situación en España

Su caso se produjo poco después de que otro sonado zapatazo, el que protagonizó el periodista iraquí Muntazer al Zaidi contra George W.Bush cuando éste aún era presidente de Estados Unidos. También fue condenado a tres años de cárcel, pero un tribunal superior acabó reduciendo su condena a un año.