violencia sectaria

Los enfrentamientos entre musulmanes y budistas en Birmania dejan al menos 56 muertos

Más de mil casas han ardido desde el domingo mientras el Gobierno ha ordenado un despliegue mayor de la Policía

MADRID Actualizado: Guardar
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Al menos 56 personas han muerto desde el domingo en el estado de Rajine, en el oeste de Birmania, en nuevos enfrentamientos entre los musulmanes rohingyas y los budistas, que ha dejado además a miles de personas sin hogar tras la quema de cientos de casas.

Los enfrentamientos más violentos entre ambos credos se produjeron el pasado junio cuando murieron unas 80 personas. Aproximadamente 800.000 rohingyas viven en condiciones extremas en la frontera de Birmania con Bangladesh. Ninguno de estos dos países les reconoce como ciudadanos, de hecho las autoridades de Bangladesh impidieron la entrada de varios barcos cargados de rohingyas que huían de la violencia de los disturbios que se produjeron en junio.

Ayer se produjeron enfrentamientos en la localidad de Ratha Taung, y este jueves se han extendido al municipio de Kyauk Taw, donde las fuerzas de seguridad han abierto fuego contra los participantes en las peleas, según la cadena británica BBC.

El portavoz del estado de Rajine, Win Myaing, ha indicado que el domingo han muerto 56 personas en estos enfrentamiento interreligiosos. Además, más de mil casas han ardido mientras el Gobierno ha ordenado un despliegue mayor de la Policía.

El coordinador de Naciones Unidas en Birmania, Ashok Nigam, ha indicado que la ONU "está profundamente preocupada por las informaciones del resurgimiento de un conflicto comunitario en algunas zonas del estado de Rajine que ha provocado muertes y ha obligado a miles de personas a abandonar sus casas".

Un pasó atrás

Al igual que con el anterior brote de disturbios, siguen sin estar muy claras las causas que han desatado la violencia en el norte del país. En junio, la tensión entre budistas y musulmanes rohingyas se disparó después de que en mayo fuera violada y asesinada una mujer budista, delito que fue atribuido a los musulmanes.

Estos brotes de violencia suponen un paso atrás para un Gobierno prácticamente civil que se ha ganado los aplausos de la comunidad internacional por sus reformas políticas y económicas desde que el presidente Thein Sein asumió el cargo, poniendo fin a casi cincuenta años de régimen militar.