análisis

Turquía: el precio del protagonismo

Erdogan, conocido por su temperamento, está visiblemente irritado con lo que sucede, en particular con la actitud de la ONU

MADRID Actualizado: Guardar
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El Gobierno sirio anunció esta mañana que ha vetado su espacio aéreo a la aviación turca. Como se esperaba algo parecido, la gran compañía aérea Turkish Airlines ya había adelantado el jueves que lo evitaría y recurriría a rutas alternativas.

Es un asunto de poco importancia, pero ilustra las complicaciones a que se enfrenta el gobierno turco por lo que, incluso sin pretenderlo, es su protagonismo en el estancado conflicto. Siempre en el registro aeronáutico ya se había producido una indeseable tensión con Rusia a cuenta del aterrizaje obligado de un avión civil ruso el miércoles en Ankara, escoltado por cazas turcos para inspeccionar su carga.

Moscú puso el grito en el cielo y se abrió una polémica sobre el particular con una consecuencia poco grata para la parte turca: Washington asumió la versión rusa de que, además de pasajeros, transportaba partes de un equipo de radar y que eso no contraviene las reglas internacionales… aunque compensó con una severa crítica a los rusos por lo que significa de apoyo al denostado régimen sirio.

Cierta confusión

Nada de esto habría sucedido sin el flujo imparable de refugiados desde Siria a suelo turco. Una frontera de casi mil kilómetros y en muchos tramos pegada a zonas de combate entre los rebeldes y el ejército sirio habían inevitable la llegada masiva. El gobierno hizo un loable esfuerzo, muy reconocido por la comunidad internacional, para acogerlos y acomodarlos dignamente… pero el número empieza a ser inmanejable y lo sucedido el día tres lo ha complicado todo.

Ese día un obús sirio alcanzó y mató a cinco civiles turcos y produjo una lógica e inmediata respuesta, con varios soldados muertos o heridos y un endurecimiento visible. Soldados y equipo, blindados y artillería, fueron enviados a la zona y todavía ayer en Ankara, el influyente ministro de Exteriores, Ahmet Zavutoglu, dijo que Turquía hará lo que tenga que hacer si se producen nuevos incidentes.

Y añadió algo digno de un subrayado, porque lo dijo delante de su colega alemán, Guido Westervelle, de visita allí: una violación de la frontera turca es una violación de las fronteras de la OTAN. No está del todo claro eso y la fórmula, retórica y brillante, traduce cierto embarazo: el sentido en Ankara por la reacción oficial de la Alianza al día siguiente de la muerte de sus civiles. Se recurrió al artículo 14 del Tratado de Washington para mostrar solidaridad con el socio atacado, pero no el quince, solo una vez utilizado, para cerrar filas tras el 11-S.

El escenario interior

El primer ministro Erdogan, conocido por su temperamento, está visiblemente irritado con lo que sucede, en particular con la actitud de la ONU, donde la conducta rusa y china impide toda resolución que autorice una acción internacional contra Siria. Ayer pronunció al respecto un discurso durísimo en Estambul en un Foro en el que había muchísimos extranjeros y pidió ni más ni menos que la reforma del Consejo de Seguridad y su funcionamiento.

El gobierno, además, se ha encontrado con la oposición de la oposición, una situación muy delicada e inquietante porque significa que un país tan nacionalista, el “Partido Republicano del Pueblo” no acepta que, por patriotismo o sensación de peligro nacional, se ejecute determinada política. El PRP votó contra la petición de poderes al gobierno para tomar eventualmente determinadas acciones militares “si era preciso”.

Y hay más aún. Cunde la tesis, hoy mismo está en la edición digital Mehmet Alí Birand en el diario “Hurriyet” (liberal, oposición moderada), de que el gobierno solo ha conseguido que la atención internacional gire de una preocupación mundial y una campaña contra el régimen de Assad a un conflicto sirio-turco. Y por si fuera poco el jefe del PRP, Kemal Kiliçdaroglu, acusa a Erdogan de hacer una política pro-sunní… como saudíes y qataríes, principales apoyos de la rebelión.

El lector debe saber que el Sr. Kiliçdaroglu es alauí, como un tercio más o menos de los turcos…