Felix Baumgartner planea con su parapente en la prueba realizada el 25 de julio./ Archivo
DESAFÍO EXTREMO

Un hombre más veloz que el sonido

La antorcha humana existe. Baumgartner arderá como una pavesa durante su descenso hacia la Tierra, en el que romperá la barrera del sonido. El problema será cómo detener a esta auténtica bala biológica

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Me siento como un tigre en una jaula, a la espera de ser liberado». El austriaco Felix Baumgartner, de 42 años y apodado "Felix Sin Miedo", aguarda en su base de Roxwell (Nuevo México), al lado de las Montañas Rocosas, el momento idóneo para convertirse en el primer hombre que rompa la barrera del sonido a pelo. De no mediar un parte meteorológico adverso, hoy, a las 14.30 horas, Baumgartner saltará al vacío para conquistar un récord absoluto, casi sobrenatural.

¿Cómo lo conseguirá? Pues arrojándose a la nada desde 37 kilómetros de altura. Para no desintegrarse por el camino vestirá un traje de astronauta capaz de soportar las altas temperaturas provocadas por la fricción con la estratosfera terrestre. De hecho, Baumgartner se convertirá en una auténtica antorcha humana durante un buen tramo del trayecto. Atravesará la capa de ozono y el exterior de su traje arderá hasta que la propia atmósfera se encargue de sofocar las llamas. Para un espíritu clásico, el austriaco volador será una reencarnación moderna del mismísimo Ícaro patrocinado por Red Bull.

Pero más que de una aventura, estamos hablando, sobre todo, de un enorme reto tecnológico. Los integrantes de su equipo de tierra han comenzado ya el proceso de hinchado del gigantesco globo de helio, el más grande que se ha construido nunca. Baumgartner viajará en el interior de una cápsula esférica, similar a la de los astronautas, a temperatura y presión controladas, y a salvo de agresiones externas.

Una vez allá arriba, llegará un momento crítico; el llamado instante de no retorno. Si Baumgartner vacila cuando arribe a los 36.576 metros, el ingenio se escapará inexorablemte hacia arriba, perderá el influjo de la gravedad terrestre y desaparecerá hasta estallar en algún punto del espacio, como los globos infantiles de las barracas. En ese instante agónico, el paracaidista imposible, deberá abrir la portezuela de la cápsula y lanzarse al vacío sobre el horizonte azulado y terroso con que la Tierra se aparecerá a sus pies.

Un minuto antes, Felix Baumgartner observará una superficie parda, sin detalles de ciudades ni de ríos, cruzada por los gigantescos nervios azules y blancos de las cordilleras. A 50 grados bajo cero, y deslumbrado por la luz cegadora proveniente del Sol, tratará de dirigir su mirada hacia un cielo que se muestra silencioso y negro. Luego vendrá el momento de la decisión suprema, el salto desde la estratosfera, hecho una pelota. Después, todo será velocidad, física y suerte.

El objetivo del austriaco volador es batir cuatro récords en uno: el del globo tripulado que asciende más alto, el de salto hacia el suelo desde una mayor altura y el de caída libre más larga. Se estima que Felix Baumgartner pasará cerca de cinco minutos y medio cayendo como una piedra, hasta que el altímetro le indique el momento exacto de abrir su paracaídas. En caso de que pierda el conocimiento, un sensor de altura disparará el paracaídas de forma automática. De paso, el austriaco será el primer humano que rompa la barrera del sonido sin otra protección que su traje adaptado de astronauta. Para hacerlo deberá superar los 1.110 kilómetros por hora. Pero Baumgartner no escuchará el característico estampido que acompaña ese momento; su velocidad de descenso será tan rápida, que el sonido quedará detrás, a su espalda.

«No estamos hablando de un aventurero, sino de una persona que acomete un proyecto muy serio y de enorme complejidad tecnológica», indica Pablo Díaz-Munío, máster en Medicina Hiperbárica, y el médico que acompaña a la escaladora Edurne Pasaban, la primera mujer en coronar los 14 ochomiles, en sus expediciones al Himalaya, lo más alto que un ser humano puede ascender por sus propios medios. «El asunto de cómo va a respirar está resuelto con el empleo de aire comprimido enriquecido con helio o trímix (una mezcla de helio, oxígeno y nitrógeno), como los buceadores que descienden a grandes profundidades. El traje de astronauta le protegerá de las altas temperaturas provocadas por el roce con la atmósfera. ¿Problemas? El cuerpo humano tolera perfectamente la velocidad y se puede adaptar a las aceleraciones, como sucede con los pilotos de combate. El verdadero obstáculo surge con las desaceleraciones bruscas. ¿Cómo se detendrá sin que sufra daños?».

Entrada en barrena

El equipo de Felix Baumgartner, compuesto por un centenar de especialistas entre los que se encuentra el ex militar estadounidense Joseph Kittinger (que en 1961 saltó desde 31 kilómetros de altura), se ha empleado a tope para mitigar ese riesgo. En primer lugar, Baumgartner desplegará un pequeño trozo de tela que le estabilizará en su caída y evitará que dé vueltas y vueltas sin control, como una peonza. Cuando sea capaz de dirigir sus movimientos (en altura el aire es tan poco denso que sus intentos por estabilizarse serán poco menos que inútiles), Baumgartner planeará como una gigantesca ardilla voladora. Su equipo incorpora una especie de salvavidas, un minúsculo paracaídas cuya misión es frenar y corregir su posición en caso de que entre en barrena. Por fin, unos 5 minutos y medio después del salto, y a unos 1.500 metros del suelo, desplegará su paracaídas principal, y lo dirigirá hacia el suelo.

Felix Baumgartner es un saltador veterano. El pasado 25 de julio saltó desde 29.610 metros, sin mayores complicaciones. Pese al éxito, el austriaco, que no tiene hijos, pero sí novia, considera que el miedo es uno de sus acompañantes habituales y el elemento que le ayuda a no asumir más riegos de los estrictamente necesarios. «Si no creyéramos que Felix y todo su equipo están preparados no haríamos el lanzamiento», ha asegurado Jonathan Clark, director médico del equipo y veterano de la NASA. De hecho, Clark perdió a su esposa, la astronauta Laurel Clark, en 2003, en el accidente del transbordador "Columbia". El lanzamiento está previsto para las 14.30 horas de hoy y podrá ser seguido en la web redbullstratos.com y en Teledeporte.