Mohamed Mursi. / Archivo
Elecciones presidenciales

Mursi promete ser «el presidente de todos los egipcios»

Ha obtenido 13.230.131 votos (un 51,73%) frente los 12.347.380 votos (un 48,27%) conseguidos por su rival, el general retirado Ahmed Shafiq

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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El islamista Mohamed Mursi dijo hoy que será "el presidente de todos los egipcios" y aseguró que su país mantendrá todos sus acuerdos internacionales, en su primer discurso a la nación tras proclamarse vencedor de los comicios presidenciales. Mursi apeló a la unidad de todos sus ciudadanos e insistió en que no hará distinciones entre "musulmanes y cristianos, hombres y mujeres", ya que considera que "todos son iguales ante la ley".

"Os digo a todos: seré el presidente de todos los egipcios. Nadie será discriminado, y no se harán diferencias entre la gente salvo por su respeto a la Constitución y a la ley", dijo. El candidato de los Hermanos Musulmanes destacó que se trata de un momento histórico, al ser "el primer presidente que ha surgido de la libre voluntad de los egipcios después de la revolución". "La unidad nacional es la única salida a esta etapa para llegar al renacimiento de Egipto, haciendo uso de todos los recursos que tenemos", agregó.

El islamista ha sido proclamado este domingo vencedor de las elecciones presidenciales en Egipto por la Comisión Electoral Suprema. El presidente de la comisión, Faruq Sultán, ha anunciado en una rueda de prensa que Mursi ha obtenido 13.230.131 votos (un 51,73%) frente los 12.347.380 votos (un 48,27%) conseguidos por su rival, el general retirado Ahmed Shafiq, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales egipcias, celebrada los pasados 16 y 17 de junio. La victoria de Mursi le convierte en el primer presidente de Egipto tras la caída de Hosni Mubarak, en febrero de 2011, y lleva a los Hermanos Musulmanes a la Presidencia por primera vez en sus 84 años de historia, la mayoría de los de los cuales han transcurrido en la ilegalidad.

Tras ser proclamado vencedor, Mursi ha renunciado a su militancia en los Hermanos Musulmanes, como había prometido que haría si conseguía la victoria. El Partido Libertad y Justicia (PLJ), afín al referido grupo islamista y presidido por el propio Mursi, ha anunciado a través de su cuenta en la red social Twitter que éste deja de ser miembro de la esa hermandad. Frente a la euforia que ha inundado a sus seguidores, el grupo ha querido poner, igualmente, un punto de tranquilidad al subrayar que "la batalla por la democracia y la justicia no ha terminado y nosotros continuaremos en la plaza Tahrir".

Los Hermanos Musulmanes, la organización islámica más numerosa del mundo, ha estado prohibida durante décadas en el país. El expresidente Hosni Mubarak prohibió durante años que comparecieran a los comicios como partido. En uno de los primeros comentarios de la organización tras el anuncio del resultado, los Hermanos han declarado "el inicio de una nueva era para Egipto y para el mundo árabe" a través de un mensaje publicado en la cuenta oficial en Twitter de la organización, donde ha anunciado que el nuevo presidente "ya ha comenzado las conversaciones para formar su equipo presidencial y un nuevo Ejecutivo que realmente represente a Egipto tras la revolución".

"Al tiempo que los egipcios celebran su libertad, rendimos tributo especial a los mártires de la gran revolución egipcia: su sangre no se derramó en vano", ha añadido el grupo en un recuerdo a los más de 840 muertos y más de 6.400 heridos por la represión de las fuerzas de seguridad durante las protestas.

Éxtasis en El Cairo

Así, Mursi, secretario general del Partido Libertad y Justicia -el brazo político de los Hermanos-, ha sido declarado este domingo como el primer presidente civil de la historia del país. La tasa de participación ha sido del 51%, más alta que la estimada en la primera ronda (46%). Decenas de miles de personas congregadas en la plaza Tahrir (El Cairo) han recibido entre vítores la designación de Mursi. Nada más conocer el resultado, los congregados han aprovechado para pedir el fin del dominio de los militares sobre la política egipcia, control que asumieron tras el derrocamiento de Mubarak, y que ha aumentado en los últimos días con la promulgación de un anexo a la Declaración Constitución del país que amplía sus poderes a expensas del presidente. El jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Mohamed Tantawi, ha aplaudido el resultado de los comicios y ha felicitado al islamista vencedor.

Mursi se convierte a partir de hoy en el primer presidente elegido democráticamente en unas elecciones con varios candidatos y pone fin a más de 60 años de monopolio castrense en el cargo: todos los presidentes egipcios desde el golpe militar de 1952 -Mohamed Naguib, Gamal Abdel-Nasser, Anwar Sadat y Hosni Mubarak- procedían de las filas del Ejército. La mera comparecencia de los Hermanos Musulmanes como un partido político era una idea impensable hace unos años. Bajo el régimen de Mubarak, la organización -que abandonó su ideario violento durante la década de los 70- se vio obligada a presentar a sus candidatos como independientes, como sucedió en las elecciones de 2005, los primeros comicios de la historia del país.

El camino de los Hermanos Musulmanes durante estas elecciones no ha estado exento de problemas. Mursi lanzó su campaña justo después de que la Comisión Electoral descalificara el pasado mes de abril al 'número dos' de los Hermanos, Jairat el Shater, por tener antecedentes penales a raíz de una condena emitida en su contra durante el régimen de Mubarak, lo que le inhabilita para ocupar un cargo público.

Un Gobierno de moderación

Mursi, de 60 años de edad, ha anunciado que su política se desarrollará en el marco de "una referencia islámica moderada", para devolver la "estabilidad, la justicia y la prosperidad al país" tras un año de caos. "La presidencia será una institución", aseguró en su momento en declaraciones recogidas por la cadena británica BBC. "La era de Superman (en referencia a Mubarak), ha terminado", remachó.

A lo largo de la campaña, Mursi ha entablado numerosos contactos con políticos reformistas, entre ellos los derrotados de la primera vuelta, como Hamdeen Sabahi, uno de los representantes más destacados de la izquierda. Mursi, de hecho, ha llegado a aventurar que su primer ministro no tiene por qué ser necesariamente un islamista y ha dado a entender que incluirá a representantes de minorías como los cristianos coptos entre sus representantes. El nuevo presidente ni siquiera respaldará un código de vestimenta islámico.

Sobre política exterior, Mursi se ha comprometido a mantener el tratado de paz firmado con Israel en 1979 pero ya ha avanzado que dedicará sus esfuerzos a mejorar la situación de los palestinos y en particular los de la Franja de Gaza, con los que Egipto comparte frontera. Queda por resolver la forma en la que Mursi lidiará con los poderosos militares egipcios, supervisores de la transición política y considerados por buena parte de la opinión pública como un rescoldo del antiguo régimen de Mubarak. De momento, Mursi se ha comprometido a consultar con el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas su elección para ministro de Defensa y ya anunciado que el presupuesto militar será supervisado por el Parlamento.