El genio de la masas

Echen un vistazo a las hemerotecas. Resulta casi imposible encontrar noticias o entrevistas en las que alguien del sector hable mal de Shigeru Miyamoto. Este diseñador y productor de videojuegos, adicto a la sonrisa, se ha ganado a pulso el cariño y el respeto de toda la industria. Incluso, de aquellos jugadores que no han tocado un producto suyo en la vida. Y miren que es difícil. De su mente han salido títulos tan fundamentales para la historia del ocio electrónico como 'The Legend of Zelda', 'Donkey Kong' y 'Mario Bros.', entre otros. Tres sagas de las que aún hoy vive Nintendo y que se han convertido en el referente que el gran público tiene en la cabeza a la hora de abordar el tema de los videojuegos.

Más allá del fontanero, el gorila o la princesa a la que Link tiene que rescatar -personajes y mundos por los que Miyamoto ya ha recibido numerosos reconocimientos-, este japonés de 59 años también ha sido uno de los artífices en llevar el videojuego a las masas. Con Wii bajo el brazo, una consola que cambiaba el mando tradicional por uno capaz de registrar el movimiento, el de Kioto consiguió sacar la máquina del cuarto de los niños y llevarla al salón, aumentando de forma exponencial el número de jugadores y acercando nuevas experiencias a segmentos de la población que hasta entonces ni se habían molestado en pulsar un botón.

Además de su indudable trayectoria es, quizá, esa hazaña la que más peso ha tenido a la hora de ser galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2012. Y es que no es tarea fácil volver a reunir a abuelos, padres e hijos en torno a un televisor. Por si fuera poco, el premio bien puede servir para cambiar la cara de una industria que, a ojos del neófito, carece de todo tipo de valor.

Artesano de experiencas digitales

Lo más sorprendente es que a pesar de este historial de aciertos -los fracasos de este genio pueden contarse con los dedos de una mano y guardan más relación con las ventas que con la filosofía de un producto-, Miyamoto siga presentándose ante sus seguidores y los medios de comunicación como un humilde y sencillo artesano de experiencias digitales.

Y para muestra un botón: no duda en armarse con un casco y una espada ante miles de personas si de presentar la última 'iteración' de 'Zelda' se trata. Carismático y soñador, durante los últimos años su labor ha consistido en supervisar los desarrollos de varios títulos relacionados con los personajes que él mismo creó hace ya décadas. En agosto de 2011 anunció que, pese a seguir trabajando en los grandes proyectos de la compañía, tiene intención de volver a la “vanguardia” del desarrollo en proyectos más pequeños y con equipos de desarrolladores jóvenes. Sin duda, habrá que seguir su pista.