Participante en una manifestación contra las nucleares, en Koriyama. / Yuriko Nakao (Reuters)
primer aniversario de la catástrofe

El debate sobre la energía nuclear

Tras el desastre de Fukushima, países como Alemania, Bélgica y Suiza decidieron abandonar

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El desastre que comenzó el pasado 11 de marzo a las 14.46 de la tarde -07.46 de la mañana en España- se caracteriza por ser una de las catástrofes mejor documentadas de la historia. A las pocas horas del seísmo, decenas de vídeos grabados por testigos del seísmo y del tsunami aparecían en Internet mientras el microblog Twitter se llenaba de referencias al desastre, que se convirtió en el tercer tema de conversación del año por número de menciones.

La conciencia internacional que despertó el desastre contrastó con la confusión reinante entre el Gobierno, los servicios de emergencias y los operadores de la planta de Fukushima. Documentos revelados el viernes demuestran que las autoridades sabían de la posibilidad de una fusión en alguno de los reactores poco tiempo después de declararse la alerta inicial.

"Si las temperaturas del reactor siguen subiendo durante las próximas ocho horas, hay posibilidad de una fusión descontrolada", declaró un oficial durante la primera reunión del Gabinete de emergencia, solo cuatro horas después del seísmo, según documentos divulgados este viernes y recogidos por 'The Huffington Post'.

El propio director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Yukiya Amano, aseguró en su día que la crisis de Fukushima no solo se debió a un desastre natural. En opinión del máximo responsable de la agencia nuclear de Naciones Unidas, los canales de mando no estaban lo suficientemente definidos y los planes de respuesta, desintegrados de la realidad.

Amano también denunció a la operadora por haber descuidado las tareas de mantenimiento, así como la falta de preparación de sus técnicos ante una crisis de semejante envergadura. No obstante, Amano ha afirmado que en el último año se han dado pasos significativos para reforzar la seguridad nuclear. "La seguridad nuclear es mejor que hace un año", ha asegurado. "Sabemos qué fue mal y tenemos una idea clara de lo que hay que hacer para abordar las causas, no solo en Japón, sino en otras partes del mundo".

El debate sobre la energía nuclear

En los meses posteriores, Alemania, Suiza y Bélgica decidieron abandonar la energía nuclear y fomentar las fuentes de energía renovables. La AIEA ha reconocido en el comunicado que el accidente del año pasado fue un duro golpe para el sector de la energía atómica, los reguladores y los gobiernos, pero ha añadido que se puede hacer mucho para impedir que se repitiera.

"Fue ocasionado por una gran fuerza de la naturaleza, pero fue la debilidad de las medidas para afrontar peligros naturales, la supervisión regulatoria, la gestión de accidentes y la respuesta de emergencia lo que permitió que ocurriera de aquella manera", según el organismo de la ONU.

Pero Greenpeace, que se opone a la energía nuclear por cuestiones de seguridad, ha dicho que no parece que se hayan aprendido "lecciones reales" tras el desastre de Fukushima. "La industria y los políticos de todo el mundo rápidamente llevaron a cabo las llamadas pruebas de resistencia y concluyeron que ningún reactor en el mundo es inseguro y ha de cerrarse", ha recordado a Reuters Jan Beranek, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace.

Trauma psicológico

Mientras, la ONG Save the Children ha divulgado este jueves un estudio que revela que un año después del terremoto y del posterior tsunami, los niños tienen miedo a jugar en la calle y sufren los efectos psicológicos de cambiarse de casa o de escuela.

"Para los niños y niñas afectados por la crisis nuclear de Fukushima, el impacto del desastre ha sido triple: el terremoto, el tsunami y la crisis nuclear. Un año después la mayoría de los niños y niñas entrevistados han afirmado tener miedo a jugar en la calle y a los peligros invisibles de la radiación", ha informado la organización a través de un comunicado.

Según la ONG, más de 300.000 personas permanecen en hogares temporales y muchos padres y madres aún no han logrado encontrar un trabajo fijo tras el tsunami. Más de 1.500 niños han perdido a un padre, o a los dos, en la catástrofe.

Además unas 7.000 escuelas quedaron destruidas, lo que provocó un impacto directo en la educación de los niños. Hoy todos han vuelto a clase, pero unos 25.000 han cambiado de escuela al haber tenido que abandonar sus hogares, devastados por el desastre.