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Rodrigo Cortés: «Solo hay dos géneros cinematográficos: el cine bueno y el malo»

El director de 'Buried' regresa con 'Luces rojas', un 'thriller' protagonizado por Sigourney Weaver y Robert de Niro

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Rodrigo Cortés tiene una virtud o un defecto, según se mire: "Una enfermiza tendencia a no autolimitarse". Eso es lo que le ha llevado a contar en su último proyecto ('Luces rojas') con Sigourney Weaver y Robert de Niro. Palabras mayores para un cineasta que irrumpió con fuerza con 'Buried', cinta que recaudó unos 20 millones, siete veces más de lo que costó, y que le abrió de par en par las puertas del mercado norteamericano.

Y es que tener en los títulos de créditos a dos de los actores más importantes de la historia puede resultar una empresa imposible. Pero no para Rodrigo Cortés, que en 'Buried' dio el papel protagonista a Ryan Reynolds. "La diferencia está entre hacer una lista con los actores que quieres y llamar al séptimo o llamar directamente al primero y esperar a que diga que no", señala. En esta caso, dijeron que sí, y se embarcaron en el tercer largometraje de Cortés, diez veces más ambicioso en producción que 'Buried'. Su primer encuentro con el protagonista de 'Toro salvaje', en Sicilia (lugar ideal para reunirse con alguien que interpretó al joven don Vito Corleone) fue de lo más particular. "Quiero hacer la peli, que tu gente y mi gente se pongan de acuerdo", le espetó De Niro. "No me dio un beso en la mejilla, afortunadamente", evoca con ironía Cortés. "Y a continuación se giró y se desvaneció en una nube".

'Luces rojas', que se estrenará el próximo viernes, explora los mecanismos de percepción del cerebro humano y las fronteras difusas entre creencia y ciencia, a partir de las vivencias de dos investigadores de hechos paranormales, la veterana doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su ayudante Tom Buckley (Cillian Murphy), empeñados en demostrar el origen fraudulento de los fenómenos metapsíquicos. Se enfrentan a Simon Silver (Robert de Niro), legendario psíquico, que reaparece después de treinta años de enigmática ausencia para convertirse en el mayor desafío mundial para la ciencia ortodoxa y los escépticos profesionales.

El filme propone una aproximación científica y rigurosa a la fenomenología paranormal, una película de género, que se acerca al «estilo del cine político de los años 70, con una sensación conspirativa y el desarrollo en paralelo de una investigación, como sucedía en las películas de Sidney Lumet o Alan J. Pakula» y que expone cómo el cerebro humano no es un instrumento en absoluto fiable para percibir la realidad. "Vemos lo que queremos ver. Creemos lo que queremos creer", afirma el autor del guion, director y coproductor. "Todo empezó, añade, con el concepto de los fraudes paranormales, que aúna lo paranormal, es decir, lo oculto, lo ignoto, lo misterioso; con los fraudes, que es la metáfora del ser humano en acción; y un tercer elemento fascinante, el ilusionismo, que hace aparecer como verdaderas las cosas más falsas", relata.

Se trata, en definitiva, de un thriller psicológico, aunque Cortés, que medio en broma medio en serio afirma que le gustaría hacer comedias, cree que "sólo hay dos géneros: el cine bueno y el malo". "Y si soy honesto, me gustan ejemplos de ambos", remata. Comparado con Hitchcock o Cronenberg, Cortés señala que siempre ha creído que sus películas son "como comedias encargadas a Kafka". "Kafka es una obsesión en mi vida y, de hecho, mi interpretación de la vida es terriblemente kafkiana, porque Kafka te permite interpretar lo absurdo del ser humano", concluye.

Diferencias

'Buried' y 'Luces rojas' son, en apariencia, filmes antitéticos, aunque comparten la misma vocación de convertirse en experiencias físicas y emocionales, según reconoce Cortés. La primera se realizó con un presupuesto muy reducido, diez veces inferior a la segunda. Por ello, la soledad de Reynolds en un ataúd a lo largo de sólo 17 días de rodaje contrasta con los exhaustivos castings realizados para 'Luces rojas' en Los Ángeles, Nueva York, Londres o Toronto.

Este trabajo se traduce en más de 60 actores, 4.000 extras y un elenco formado por Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Robert De Niro, Toby Jones, Elizabeth Olsen y Joely Richardson, que rodaron durante diez semanas y media en diversas localizaciones de Barcelona y Toronto. Y quizá la mayor diferencia entre ambas cintas sea que Cortés ya no es ningún desconocido. Mientras 'Buried' tuvo que mostrarse en Sundance para que el público y el mercado entrasen en su juego, 'Luces rojas' ya tiene garantizado desde el inicio de la producción su estreno a nivel mundial.