baloncesto femenino

Espíritu lesionado

La lesión que ha impedido a Amaya Valdemoro jugar durante la primera fase del Eurobasket ha sido una de las causas fundamentales de la irregularidad de España, una de las favoritas

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La resaca de Barcelona '92, "los mejores Juegos Olímpicos de la historia", como los calificó entonces Juan Antonio Samaranch, prócer del deporte mundial y principal valedor de la Ciudad Condal como organizadora del evento, dejó todavía algunos éxitos, auspiciados por un plan ADO volcado en los deportistas españoles. Así, en 1993, la selección española de baloncesto femenino lograba el mayor hito de la historia, la medalla de oro en el Eurobasket. Con la carismática Blanca Ares a la cabeza de un grupo de jugadoras formadas durante años para la cita olímpica y de algunas ilustres veteranas, España se colaba en lo más alto de una disciplina que estaba en franca descomposición en su sección masculina -con el infausto recuerdo del 'angolazo' del año anterior-. La ahora esposa del técnico Sergio Scariolo puso fin a su carrera pocos años después, con apenas 26 años, cuando estaba considerada como una de las tres mejores jugadoras de Europa y entre los cantos de sirena de las franquicias de la liga profesional femenina que empezaba a dar sus primero pasos en Estados Unidos. Se fue cuando quiso, en lo más alto de su trayectoria.

34 años peina ya Amaya Valdemoro, el proyecto abandonado de atleta y la incipiente jugadora que empezaba a destacar cuando Ares era la estrella. La de Alcobendas es ahora la jefa del equipo, de un equipo que, 19 años después, disputa el Campeonato de Europa con la primera plaza como objetivo real. Hasta el momento, las cosas no marchan tan bien como se esperaba tras una preparación en la que España había dejado sensaciones magníficas. Y una de las causas principales de la irregular trayectoria de España en Polonia es la ausencia de Valdemoro por una sobrecarga muscular que solo le ha permitido disputar el primer encuentro del torneo.

Ilusión y carácter

Aunque la selección disfruta ahora de la emergencia de Alba Torrens, el gran talento joven del baloncesto femenino europeo, y de la potencia de la nacionalizada Sancho Little, la veterana alero sigue demostrando que su talento se dispara exponencialmente en las grandes ocasiones. Más aún si viste la camiseta de La Roja. Como al expresidente cántabro, "España le pone". Por eso, es la única fija entre las cinco mejores jugadoras europeas de la temporada durante los últimos seis años.

El equipo nacional late con Valdemoro y en este Eurobasket le está faltando el corazón de su capitana. Ya ha ganado todo lo que tenía que ganar -tiene tres anillos de la WNBA, una Euroliga, numerosos títulos de Copa y Liga, medallas de plata y bronce en Europeos, un bronce mundialista, ha jugado en EE UU, Rusia y Brasil, cuenta con más de 200 internacionalidades,…-pero sigue disfrutando del baloncesto con la ilusión de una junior. Ya no puede vivir de su excelente físico y debe dosificar sus esfuerzos, no es la mejor tiradora, las nuevas generaciones le superan con una técnica más depurada, pero Amaya pone el alma en la pista. Es el espíritu guerrero de España. Es la que quiere el balón en los instantes de máxima tensión, para lo bueno y lo malo, heroína o villana. Pero siempre está.

Ahora, el espíritu de la selección está lesionado, herido, pero lucha por volver cuando más lo necesita su equipo, cuando pelearán por el oro. Ese es el próximo objetivo. El siguiente, Londres. Ares lideró a España con 23 años en Barcelona, Amaya lo haría en 2012 con casi 36, pero seguirá pidiendo la última bola.