El entrenador portugués del Real Madrid, José Mourinho , momentos antes del inicio del partido correspondiente a la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, que ambos equipos disputan esta noche en el estadio Santiago Bernabéu. EFE/Fernando Alvarado
fútbol

Mourinho, de la teoría a la práctica

El portugués asume que al Madrid le quedan cuatro finales y nueve trámites para poder rotar, empezando por la visita del sábado a 'La Catedral'

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El adiós anticipado a la Liga y la goleada inesperada al Tottenham en el primer asalto de cuartos en la 'Champions' ha despejado el panorama para José Mourinho y resuelto sus dudas. El durísimo final de temporada que se avecinaba, con un partido crucial cada tres días, se ha reducido a cuatro finales y nueve trámites, empezando por el del próximo sábado en San Mamés. Un gran duelo entre históricos descafeinado para los madridistas.

Mourinho confió a lo largo de la temporada en trece o catorce jugadores, los titulares más Arbeloa, Lass, Benzema, y Adebayor desde la lesión de Higuaín, pero ya no tendrá problemas en rotar y conceder minutos incluso a 'marginados' como Canales y Pedro León.

Su objetivo prioritario es que su equipo afronte en plenitud la final de Copa del Rey, las semifinales de la 'Champions' y la eventual final de Wembley. Lo demás resulta secundario, entrenamiento para las grandes citas.

Ya no tiene necesidad de asumir riesgos, de forzar. Por ello, es razonable pensar que Cristiano Ronaldo, Di María y Marcelo, titulares sin estar a punto ante los 'Spurs', descansarán en 'La Catedral'. Tampoco el duelo del miércoles en White Hart Lane precisará de una gran exigencia. Y, por una vez, el clásico liguero ante el Barça del sábado 16 de abril, a cuatro días de la gran final de Copa en Mestalla, ya no será el partido del siglo.

"No jugaremos con el equipo B en San Mamés. La Liga está difícil pero lucharemos mientras tengamos opciones matemáticas", aseguró Mourinho tras la goleada al Tottenham. Un discurso oficial al que se apuntaron los jugadores, con los capitanes Casillas y Sergio Ramos a la cabeza. Por historia, tradición, costumbre y exigencia, un madridista jamás puede decir en público que renuncia a un título. Pero una cosa es lo que se manifiesta y otra lo que se piensa.

A día de hoy, con ocho puntos de desventaja sobre el Barça, ocho jornadas por delante y visitas peliagudas a Bilbao, Valencia, Sevilla y Villarreal, la Liga solo es un estorbo en el calendario.

No existe ese espíritu de remontada forjado por Fabio Capello. Nunca en la historia un equipo ha perdido la Liga español con semejante ventaja a estas alturas.

Dilema ético

A 'Mou' se le presenta un dilema ético. Sabe que se le criticaría si aplica el mismo método que él afeó a Manolo Preciado. Le reprochó que acudiera en la primera vuelta al Camp Nou con varios suplentes, ya que a su juicio adulteraba la competición y beneficiaba al Barça, y ahora resulta que él seguramente rote en San Mamés.

¿Qué dirán los seguidores del Sevilla, Espanyol y Atlético, rivales del Athletic para la 'Europa League' si el Madrid no sale con todo en Bilbao? Aunque los suplentes del Madrid serían titulares en cualquier equipo de mundo, el portugués ha quedado preso de sus palabras. Si no alinea a los mejores, se dirá que habrá falseado la competición. Y si no reserva futbolistas, le acusarán de asumir riesgos innecesarios.

El Madrid afronta el sprint final con toda la plantilla disponible para competir sin complejos por dos títulos. Higuaín se ha recuperado de forma milagrosa de una operación de hernia discal, los que se alistaron contra el Tottenham y desafiaron a los médicos no se han resentido, Kaká ha vuelto a disfrutar de minutos y Benzema regresará muy pronto. Con excepción del accidente ante el Sporting, la sensación es que el equipo va a más y puede pelear de tú a tú al Barça.

Se compara el panorama con los años 1998, 2000 y 2002, cuando el Madrid conquistó la séptima, la octava y la novena Copas de Europa. Tanto en el año de Heynckes como en los dos de Del Bosque, le benefició quedar relegado la Liga antes de tiempo. Centró sus esfuerzos en Europa y se coronó ante Juventus, Valencia y Bayer Leverkusen. En el año del título en Ámsterdam, el Madrid acabó cuarto en la Liga, a 11 puntos del Barcelona. En el de la final fratricida de París, concluyó el torneo de la regularidad quinto, a siete del Deportivo. Y en 2002, el de la volea histórica de Zidane en Glasgow, fue tercero, a nueve del Valencia. El que no sueña con la 'Décima' es porque no quiere. Por eso, la visita a 'La Catedral' se presta más a la meditación y al descanso que a la batalla.