PLENARIA DEL EPISCOPADO

Rouco alerta de la «situación crítica» del matrimonio

Ataca a las redes sociales por propagar estilos de vida "vacíos de encuentros personales"

MADRID Actualizado: Guardar
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Nueva andanada de los obispos contra lo que consideran banalización del amor conyugal. El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela, atacó hoy duramente el derecho matrimonial surgido de la reforma del Código Civil de 2005, que reduce el matrimonio a "una convivencia de pareja, sobre la base del afecto" y "con independencia de la diferencia de sexo de los convivientes". La legislación que rige la vida conyugal ha conducido al matrimonio a una "situación crítica que dificulta mucho la educación para el amor".

Durante su discurso de apertura de la asamblea plenaria del Episcopado, en la que Rouco Varela saldrá reelegido casi con toda seguridad para un nuevo trienio, el arzobispo de Madrid arremetió contra sus obsesiones, y que son también las del papa Benedicto XVI: el relativismo moral y el empeño del hombre en vivir de espaldas a Dios.

En una alocución de tinte pesimista, Rouco expresó sus reticencias incluso hacia el "mundo de la cibernética" y, en particular, hacia las redes sociales. Su pensamiento concibe Internet como un poderoso medio de comunicación, como se ha demostrado con las revueltas árabes, pero también de "propagación de fórmulas de todo tipo, sin excluir las menos acordes con la dignidad humana". A su juicio, la red es un ariete del relativismo que desorienta a la juventud, cuya conducta se rige por el "todo vale". Así las cosas, "la atracción de las redes sociales propicia un estilo vida virtual, vacío -paradójicamente- de encuentros y relaciones verdaderamente personales".

Para el presidente de la jerarquía eclesiástica, todas estas circunstancias conspiran para que el hombre quede abocado a una "crisis económica, socio-política, cultural y ética con pocos precedentes". "No extraño -adujo- que muchos jóvenes, duramente afectados por la crisis, sientan sus vidas inmersas en la mayor de las incertidumbres".

El discurso de Rouco estuvo centrado en las expectativas que suscita la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid con la presencia del Benedicto XVI entre el 18 y 21 de agosto de este año, y el amor humano.

La exposición del cardenal y arzobispo de Madrid incidió en que "no hay salvación" fuera de Cristo. En este sentido, denunció el comportamiento de países de la vieja cristiandad, como el caso de España, que han secundado "ciertos movimientos de apostasía implícita o explícita", con el consecuente alejamiento de la fe. Siguiendo el magisterio de Ratzinger, Rouco arremetió contra el relativismo, "para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni un punto de referencia absoluto, no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y conformismo con las modas del momento".

Utopías

El siglo XX es la crónica de utopías fracasadas, desde la revolución de mayo del 68 hasta la caída de los regímenes comunistas, según el purpurado. El derrumbe de los países del Este, cuyos ideales igualitarios "de impronta totalitaria" sedujeron a no pocos jóvenes de Occidente, ha sido seguido de otras utopías, sin que ninguna haya colmado "el vacío creado por las experiencias personales y sociales de una vida sin Dios".

Las críticas de Rouco se dirigieron también a los que tratan de ganarse a la juventud con alternativas filosóficas que presentan a un Cristo desprovisto de su "grandeza" y que se adornan con los atributos de la modernidad.

El Estado no puede suplantar a la familia, dijo Rouco, quien destacó que "la misión de la escuela resulta seriamente entorpecida y aun imposibilitada cuando no se cuenta con la colaboración de los padres y de una vida familiar acorde con la ley natural y divina". Tanto es así que el futuro de las nuevas generaciones depende "decisivamente de las familias cristinas".

Por su parte, el nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, hizo una encendida defensa de la vida desde su concepción hasta la muerte. Alegó que "jamás" se pueden invocar argumentos para quitar la vida en virtud de "una falsa compasión". A su modo de ver, jamás la eutanasia se puede calificar de "muerte digna", pues la defunción solo es digna cuando acontece en "compañía del amor" de los demás. Con respecto a la educación, sostuvo que no puede negarse el beneficio que aporta la escuela católica al conjunto de la sociedad. Por ello, ha respetarse la libertad de los padres para elegir la educación que desean para sus hijos, al margen de sea "mixta o diferenciada".