Cónclave del PP en Sevilla

La convención de los abrazos

Rajoy, en un encuentro con jóvenes, cuenta que su hijo no quiere acompañarle a tomar el vermú en Pontevedra

| SEVILLA Actualizado: Guardar
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Muchas idea, pero pocas propuestas y nada de debate. El PP exhibe unidad en la Convención Nacional de Sevilla. Mariano Rajoy, mucho más relajado que de costumbre, ha participado en un encuentro con jóvenes. El líder del PP ha compartido confidencias sobre su vida privada con los cachorros populares. "Mi hijo Mariano -de once años- no quiere ir a tomar el vermú conmigo en Pontevedra", se ha lamentado Rajoy antes de explicar el motivo. Al pequeño le disgusta ir a bares donde haya mucha gente, porque siempre paran a su padre para hablar con él o en para hacerse fotografías. Marianito prefiere los locales con menos gente, "porque no le gusta que le reconozcan por la calle". Es más, ha contado que a su hijo le molesta mucho que critiquen a su progenitor. "Yo le digo, mira lo que pasa con Mourinho -en alusión al entrenador del Real Madrid- que unos hablan bien de él y otros le ponen verde", ha remachado provocando el aplausos de los asistentes.

Una a una, Rajoy ha ido respondiendo las nada espontáneas preguntas de sus interlocutores. Ha desvelado, por ejemplo, que todos los días se levanta a las siete de la mañana y hace una hora de ejercicio. Más conocida es su afición por los deportes en general -ha comentado los partidos del Open de Australia-- y su dilatada biografia política -ha apostillado que una vez fue director general de un Ministerio, pero que no le dieron ni despacho ni secretaria-. Más enjudia tuvo el análisis sobre los estados por los que puede pasar un político nacional. "Cuando todo te va bien, te llama mucha gente; cuando las cosas van mal, ya decía Pio Cabanillas que el teléfono deja de sonar, pero cuando las cosas van regular, hay muchos que deciden quedarse a tu lado, por lo que pueda pasar".

La indumentaria juega a veces malas pasadas. En este acto con Nuevas Generaciones, Rajoy ha lucido ropa sport, al igual que Alberto Núñez Feijoo, Javier Arenas, Ana Mato o Esteban Gonzánlez Pons. El presidente de Valencia, Francisco Camps, ha mantenido su línea habitual en el vestir: traje y corbatas.

El viento favorable de las encuestas apaga fuegos inimaginables. Los suspendidos de militancia y posteriormente readmitidos Manuel Cobo y Ricardo Costa han sido dos abejas más en el ejambre popular. Rajoy, por cierto, ha estado muy cariñoso con el númerodos de Alberto Ruiz Gallardón.

En realidad, los abrazos han sido la tónica de esta segunda jornada del cónclave popular. Todo sonrisas y amabilidad. Nada que ver con el Congreso de Valencia de 2008.