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Adiós al portavoz más influyente de las últimas décadas

Robert Gibbs es uno de los confidentes más cercanos al presidente Barack Obama, con el que colabora desde 2004

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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La marcha de Robert Gibbs de la Casa Blanca, anunciada por él mismo, representa la salida del portavoz con mayor influencia en la presidencia estadounidense de las últimas décadas.

De apariencia mayor a los 39 años que tiene, amante de las corbatas de color pastel y de musical entonación sureña, Gibbs es uno de los confidentes políticos más cercanos al presidente Barack Obama, con el que colabora desde 2004. De modo insólito para un portavoz, Gibbs ha estado presente en numerosas reuniones estratégicas a puerta cerrada en el Despacho Oval o en la Sala de Crisis. Su opinión en esos debates ha pesado tanto como la que más.

Parte del círculo íntimo de varones apasionados de los deportes que rodea a Obama, sus declaraciones en el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca contaban con peso específico propio: los periodistas que cubren sus ruedas de prensa sabían que esas opiniones reflejaban con exactitud las posiciones del presidente. Al mismo tiempo, conocer con exactitud lo que se "cocía" entre bambalinas le llevaba, en ocasiones, a restringir enormemente lo que revelaba.

Según ha declarado hoy en su rueda de prensa, considera que mantener una relación tan cercana con el presidente le ha supuesto más "una ayuda" que un inconveniente. "Prefiero saber las cosas y ser cauto a la hora de contarlas que plantarme aquí y decir algo que acabe resultando falso", ha indicado.

Mordaz y a la última

Como portavoz se ganó la admiración -y las risas- de los reporteros por su facilidad para responder con una broma aguda las preguntas más complicadas. Titulado en Comunicación, no dudó en alguna ocasión en recurrir a golpes de efecto ante las cámaras, como quitarle a un periodista un teléfono móvil que no dejaba de sonar o comparecer vestido con la camiseta de la selección canadiense de hockey.

Como cara pública de la Casa Blanca, Gibbs abrazó decididamente el uso de las redes sociales como instrumento de comunicación con el público en general. Fue el primer portavoz de la Casa Blanca que tuvo una cuenta de Twitter, que ha empleado no solo para dar a conocer anuncios -como un viaje presidencial al sureste asiático, por ejemplo- sino también para comunicarse con el público. Ha lanzado, por ejemplo, la práctica de las "primeras preguntas", en la que los ciudadanos pueden plantearle cuestiones todos los días, que él contesta a través de esta red de microblogs.

Pero los periodistas también le criticaron en muchas ocasiones por su percibida arrogancia, su tono en ocasiones hostil y -paradójicamente- su falta de comunicación, a la hora de contestar consultas por correo electrónico o al teléfono. Entre el público fue también una figura controvertida. Los republicanos le criticaban como un correveidile de una Administración que consideraban excesivamente partidista, mientras que los demócratas más progresistas se ofendieron cuando les describió como "la izquierda profesional" durante la negociación con los republicanos sobre recortes de impuestos.

Seguirá como asesor externo de Obama

Su partida se rumoreaba desde hace meses. Casado y con un hijo, Ethan, de siete años, en alguna ocasión había expresado su deseo de poder descansar y pasar más tiempo con su familia. Sus ruedas de prensa ante las cámaras, teóricamente diarias, se habían limitado desde hace tiempo a dos o tres por semana.

Su marcha, que se une a la del ex jefe de Gabinete Rahm Emanuel y la ya anunciada del asesor político David Axelrod -la 'tríada' que forjó buena parte de los primeros dos años del mandato de Obama- abre una nueva etapa en la Casa Blanca. A lo largo de los próximos dos años, la residencia presidencial tendrá un panorama político muy distinto al que encontró en la primera mitad de su mandato.

De contar con una mayoría absoluta de los demócratas en el Congreso, se pasa a un Capitolio donde los republicanos controlarán la Cámara de Representantes. A lo largo de este año, también comenzará la campaña para las elecciones presidenciales de 2012. Por ello, según Gibbs, el relevo en el podio forma parte de "un ciclo natural".

La prensa, con todo, no ha oído la última palabra de este portavoz. Aunque deja la Casa Blanca, abrirá su propia firma de consultoría y continuará como asesor externo de Obama. Aún así, admite que echará de menos el "privilegio" de trabajar en el Ala Oeste. Aunque no recuerda cuándo pudo tomar unas vacaciones como Dios manda -"hace más de siete años, eso desde luego"-, asegura que no cambiaría su peor día en el cargo "por el mejor día en otro trabajo".