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Europa toma el mando

El equipo de Montgomerie suma cinco puntos y medio de los seis en juego

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Después de dos días de lluvia, de los cambios que han desconcertado a todos, por fin el espíritu de la Ryder Cup saltó este domingo al campo galés de Celtic Manor. Gritos de “¡Europa, Europa!”, “¡Mecánico!” (por Jiménez) y ¡”Forza Italia!”, además del tradicional “¡Oeoeoeoe!” se escuchaba desde las repletas gradas, en vilo en una excitante jornada en la que cada hoyo era como una final. El varapalo a los americanos fue muy duro, con sus estrellas desaparecidas y los novatos intentado achicar agua por todos lados.

Todos los europeos puntuaron; cada jugador aportó su granito de arena. Los británicos, incontestables, la combinación sueco-española, Hanson-Jiménez, dio sus frutos con un juego inconmensurable del malagueño que embocó el punto ganador en el 18. Hasta los hermanos Molinari, que sufrieron lo suyo, lograron un importante medio punto para Europa. No hay que despreciar nada, toda ayuda es poca para superar a los americanos en la jornada de individuales. En las últimas quince Ryder, ellos han ganado en 10 ocasiones y Europa sólo en cinco. Este domingo, con cinco victorias, Europa volverá a conquistar la Copa.

Casi pleno

Y es que parecía imposible que los chicos de Colin Montgomerie se llevarán cinco puntos y medio de los seis en juego en la jornada combinada entre Foursomes y Fourballs. Y es que cuando la falta de luz interrumpió los partidos en la jornada del sábado, con todos los marcadores a favor del los europeos en los primeros hoyos en juego, parecía un sueño imposible que los americanos fueran incapaces de remontar el resultado.

Tras cada suspensión de esta extraña Ryder Cup 2010 de Gales han sido los europeos los que han empezado con fuerza pero siempre han rematado los americanos, sobre todo gracias al acierto con el putt de Stuart Cink o de Steve Stricker y alguno de los pequeños destellos de magia de Furyk, muy apagado en el torneo. También la ambición de los novatos Watson, Overton y el jovencísimo Rickie Fowler sorprendía los europeos.

No ocurrió así en esta irregular jornada del domingo, que estuvo suspendida desde las 7.45 de la mañana hasta las 13.30 debido a otras tremendas tormentas que anegaron el campo de Twenty Ten en Celtic Manor. Por primera vez en 83 años el torneo tendrá que terminarse con la jornada de individuales el lunes por la mañana.

Dominio en los Foursones

Los británicos se mostraron intratables en los dos Foursomes que restaban, y Lee Westwood y Luke Donald le dieron una soberana paliza a Tiger Woods y Steve Stricker, sin duda la pareja más fuerte con la que contaba Corey Pavin, al menos a priori. Pero el actual número 1 del mundo se vio superado ampliamente por el que puede ser su sucesor la próxima semana, Westwood, sin duda el héroe de esta Ryder, independientemente del resultado final. Lee se ha mostrado como el líder que necesita el equipo dentro del vestuario, respondiendo en los momentos claves, contrarrestando cualquier asomo de reacción que intentaba un desaparecido Woods y un voluntarioso Stricker que intentaba, sin conseguirlo, tirar de Tiger.

En el otro Foursome, los irlandeses McDowell y McIlroy mantenían a raya a Zach Johnson y Hunter Mahan. La pareja americana no pudo con los irlandeses pese a los dos birdies en el 15 y 16, contrarrestados por los de McDoweel y McIlrroy en el 15 y 17. Magnífica la mentalidad y la confianza bajo presión del joven Rory que dio el punto ganador para Europa en el 17.

“¡Mecánico!”, “¡Europe!”

Pero no había tiempo para celebraciones. Todos corrieron a apoyar a sus compañeros que peleaban en los Fourballs. Menos Poulter-Kaymer, que llevaban una clara ventaja en el marcador, el resto dominaban por escaso margen y las tornas podían cambiar. Ésta es una competición por equipos y si falla un jugador ahí está el compañero para echar una mano. Ese concepto lo tienen más que asumido los europeos. Harrington no estuvo a la altura que se esperaba de él, pero ahí salió el espigado Fisher poniendo seis birdies en el marcador. En cada hoyo que los americanos presionaban con un birdie, ahí estaba Fisher (o Paddy) para reaccionar.

A Martin Kaymer no se le vio durante casi toda la tarde, pero ahí estuvo brillante y animoso Poulter, exaltando a las gradas y embocando putts como los que le vimos en Valhalla. El fue el que marcó la diferente en el partido contra un desaparecido Phil Mickelson y un jovencísimo Rickie Fowler que trataba de animar al veterano jugador zurdo regalándole un Eagle en el 11 que recortó la diferencia de 3 a un hoyo de ventaja. Eran momentos difíciles para Europa, que ya no ganaba en todos los partidos y empataba en dos. Pero fue Kaymer, precisamente, el que embocó el putt ganador en el 17.

Como ansiosos de jugar al golf y darlo todo por una afición que ha soportado estoicamente tres días bajo el agua, todos los partidos llevaban casi a la extenuación. Dos se resolvieron en el 18 y dos en el 17.

Fueron los latinos más un sueco los que llevaron sus partidos hasta las últimas consecuencias. Miguel Ángel Jiménez estuvo inconmensurable en un gran día de golf para todos. Cinco birdies, dos en los tres últimos hoyos, se merecieron ese punto trabajado. Tanto el malagueño como el sueco Peter Hanson se dejaban oportunidades de rematar en el green y ello les pasó factura en el hoyo 14, con el bogey de Hanson que ponía el empate. Pero el de Churriana nunca se vino abajo, contrarrestó el birdie de Overton con un gran putt y luego se paseó por el green en los tres últimos hoyos. Levantó a la afición de sus asientos con sus golpes de aproximación y con dos putts (birdie, par, birdie).

“¡Mecánico!” gritó alguien desde las gradas mientras ese putt entraba dulcemente al fondo del agujero. El público saltó de sus asientos y otro punto más caía para Europa.

Pero aún quedaba sufrimiento en el campo. Los hermanos Molinari, que hasta ahora no habían ganado ni un punto para el equipo, sufrían de los lindo un hoyo por detrás. Su ventaja se esfumó con un birdie de Matt Kuchar en el hoyo 10 y fue el propio Matt quien puso en ventaja a su equipo con otro birdie en el 13. Este era el punto psicológico que necesitaban los americanos; pero también los europeos, porque los hermanísimos estaban jugando bien pero Francesco no acababa de rematar con el putt y comenzaba a flaquear. Hasta el inoportuno bogey del 16. Con uno arriba los americanos y dos hoyos por jugarse, la cosa se ponía muy cuesta arriba. Y de nuevo Francesco falló un putt para birdie en el 17. Pero sacó fuerzas de flaqueza tras dos magníficos golpes en el 18 de aproximación al green. Fue demasiado para Thomsa Björn, uno de los vicecapitanes, que se tapó la gorra con la cara para no sufrir más. Y llegó el éxtasis cuando Francesco embocó por fin el birdie que le arrebataba medio punto a los americanos. Una inyección de moral que hizo sonreír al propio Montgomerie y que vendrá muy bien de cara a los individuales.

Un duro varapalo para los americanos, aunque no olvidemos que ellos son los especialistas en los individuales. Y aún, si el tiempo lo permite, queda mucha Ryder por jugarse.