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Un polémico gol de Di María rescata al Madrid

Mourinho se blindó con un trivote ante el débil Auxerre y no tuvo fútbol, ni gol, hasta que en la recta final resolvió el argentino, suplente junto a Özil

MADRID Actualizado: Guardar
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Un polémico gol de Di María, suplente hasta que José Mourinho recurrió a la última bala de ataque que le quedaba en el banquillo cuando su equipo acariciaba otro fiasco, rescató al Real Madrid en Auxerre. El equipo blanco no tuvo fútbol, ni gol, hasta que resolvió el argentino cuando el conjunto blanco se columpiaba en el alambre tras otra demostración de juego plano y sin sustancia, más destinado con Mourinho a guardar la ropa que a ganar dando una mínima alegría. El tanto de la victoria llegó precedido de una mano de Sergio Ramos, pero voluntaria o involuntaria, sirvió para que el Madrid se apuntase su segunda victoria consecutiva en la ‘Champions’.

La primera ante el Ajax fue con brillo, aunque sin pegada, pero la segunda fue en otro partido infame de los madridistas. Mourinho se blindó con un trivote ante el débil Ajax y al final jugó incluso el defenestrado Diarra. Todo le vale al portugués, porque para él el fin justifica los medios, aunque al final tuvo que llamar a los dos grandes fichajes que destinó a la suplencia para que le arreglasen el desaguisado. Estará satisfecho Mourinho por tan importante triunfo por la mínima, pero su equipo también pudo perder sin haberlo merecido. Por este camino el portugués se puede ganar también muchos enemigos entre el madridismo.

Se encontró el Madrid en su primera salida europea con un Auxerre encerrado, como era normal, pero lo que no se esperaba es que ante rival tan inferior Mourinho se arropase con tres mediocentros y dejase fuera del once no sólo a Di María, sino también a Özil, el único con imaginación en este equipo tan previsible y nulo. El técnico portugués sigue con experimentos. Por primera vez cambió el sistema, y pasó a un 4-3-3 en el que sin una pizca de fútbol en el medio campo los tres de arriba estuvieron perdidos. Cristiano, de quien ya empiezan a cansar hasta sus quejas a sus compañeros incluso cuando él falla, está desencajado y peleado también con el gol. Higuaín también sigue negado, como se demostró con el tanto que le sacó bajo palos Chafni al cuarto de hora, y Benzema, por si no tiene bastante con sus altibajos, jugó tirado a la derecha, para ser uno menos.

No fue por falta de dominio del Madrid -sólo hubiera faltado ante un enemigo como el Auxerre-, pero sí de lo que echa en falta el equipo desde hace ya unos años: fútbol. Y con Mourinho hay aún mucho menos que antes, como ocurrió sobre todo en una primera parte en la que la elaboración blanca brilló por su ausencia. Instalado en el aburrimiento, en este equipo no hay claridad ni movilidad, y parece vivir a expensas de algún rebote o jugada afortunada para lograr un gol.

Poste para el Auxerre

Ante tal incapacidad, en el primer tiempo fueron Marcelo y Lass quienes más lo intentaron, pero con esa disposición de Mourinho destinada a no encajar goles el riesgo fue enorme. El Auxerre, sólo a base de velocidad al contraataque y de que se animó en los minutos previos al descanso, estuvo incluso cerca de adelantarse en el marcador. Casillas tuvo más trabajo que Sorin, porque los remates madridistas, casi todos desde media y larga distancia, se perdieron en el limbo. Uno de ellos, de Cristiano, nervioso como nunca y objeto de las burlas de una afición que al igual que su equipo dejó de temer al Madrid con el paso de los minutos gracias a su orden y a la falta de profundidad, y también de control y carácter de los blancos. Acostumbrados a jugar mucho tiempo andando y a reaccionar y empujar sólo cuando se ven con la soga al cuello.

Le entraron las prisas al Madrid cuando se iba a cumplir el cuarto de hora de la segunda parte, poco antes de que Mourinho rectificase sacando a Özil para que el mediapunta alemán aportase algo de luz entre la muralla francesa. Xabi Alonso lo intentaba con sus diagonales, pero como de Khedira y Lass no se podía esperar la nada en la construcción, el ataque seguía inexistente. Y Cristiano, que no dejó de buscar por su cuenta y rematar, cada vez más enfadado consigo mismo, porque no le salía ni una y sus compañeros parecían contagiarse de la impotencia. Arbeloa, lo que dice muy poco a favor de este equipo, cada vez se incorporaba más al ataque. En alguna ocasión hasta la posición de delantero centro, como ocurrió con un cabezazo que se le marchó, para no variar, alto.

Sólo quería atacar uno, y con Özil al menos el Madrid llegó algo más, pero el Auxerre se encontraba tan cómodo atrás que cogió confianza y volvió a animarse en la recta final. El Madrid perdió el balón y estuvo también a punto de perder la cabeza. Porque en el minuto 78 Pepe mandó con la testa un balón al poste de Casillas. Ya hubiera sido el acabose. Afortunadamente, llegó el gol de Di María y el Madrid tiene tiempo y recorrido para levantarse, pero, ¿hasta cuándo se aguantará si no hay títulos?