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El Barça rompe su gafe, pero pierde a Messi

Ganó por fin en el Calderón, aunque Ujfalusi lesionó al argentino en el tobillo derecho y empañó la victoria azulgrana que habría acabado en goleada si no llega a ser por De Gea

MADRID Actualizado: Guardar
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El Barça rompió su gafe en el Vicente Calderón, donde había perdido en las tres últimas temporadas, pero pagó un precio muy alto: la lesión de Messi por una brutal entrada de Ujfalusi, que vio la roja directa con el tiempo casi cumplido. Las impresionantes paradas de De Gea en la segunda parte impidieron la sentencia del equipo de Guardiola, el Atlético se vio con fuerzas para empatar y con la tensión final llegó la innecesaria acción del checo sobre el tobillo derecho del argentino. Afortunadamente, la fractura se descartó tras el partido. Se anunció que Messi sufre una distensión del ligamento de su tobillo y deberá estar alrededor de dos semanas de baja, aunque este lunes se le realizarán las pruebas médicas pertinentes para confirmar el alcance de su lesión.

El pulso entre dos de los equipos más laureados del momento no decepcionó. El Atlético, campeón en 2010 de la Liga Europa y de la Supercopa, presionó muy arriba desde el primer minuto al Barça, el actual campeón de Liga y de nuevo gran favorito al título. El equipo rojiblanco, animado por sus tres últimas victorias ligueras en el Vicente Calderón sobre el conjunto azulgrana, intentó asfixiar la temida salida de balón desde atrás de los de Pep Guardiola. Le funcionó en otras ocasiones, pero este domingo el técnico azulgrana no dio facilidades. Alineó a sus ocho campeones del mundo junto a Messi, Alves y Maxwell, el único cambio en el once, debido a la enfermedad del abuelo de Abidal, respecto al equipo que goleó al Panathinaikos para despejar las dudas creadas en la derrota ante el Hércules.

Con un Barça tan compenetrado y técnico es muy difícil cortar todas las vías de creación. Si se tapa a Busquets y Xavi, pueden subir el esférico Piqué e Iniesta. Si la telaraña sobre los cuatro citados es efectiva, aparece Messi entre líneas para conectar. Es lo que ocurrió en la acción que rompió el partido en el minuto 13. En una jugada más directa, Messi habilitó a Villa, que remató al poste. El rechace cayó a los pies de Pedro, que hizo un pase magistral al propio Messi para que lograra el 0-1 con un toque de calidad con esa zurda que siempre sorprende.

Mandaba el Barça, pero siempre desconfiando de un Atlético que sabe buscarle las cosquillas. Los de Quique Sánchez Flores no supieron hacerlo robando el esférico en zona de peligro, quizás mermados por la titularidad de un renqueante Agüero, pero sí a balón parado. Simao botó un saque de esquina en el minuto 25, Valdés no midió bien la salida y Raúl García cabeceó a la red el empate.

Color azulgrana

La respuesta azulgrana no llegó a ras del césped como es habitual, sino en otro córner en el 32. Dudó Godín en el despeje, Piqué controló con el pecho y fusiló a De Gea. El 1-2 se mantuvo hasta el descanso pese a un intento de Ujfalusi, también de cabeza a balón parado.

La segunda parte sólo tuvo color azulgrana. Fue una batalla del Barça contra De Gea, protagonista del encuentro con extraordinarias intervenciones en disparos desde fuera del área de Xavi, Pedro y Villa, a quien le ganó también un mano a mano. El asturiano, que no tuvo su día, también perdonó solo ante el guardameta rojiblanco con un zurdazo que se le fue alto.

El Atlético, que se había desgastado psicológicamente al inicio de la segunda parte con innecesarias protestas al árbitro, no mejoró con la entrada de Diego Costa por Agüero y sólo llegó vivo al tramo final del choque gracias a De Gea y lo aprovechó para intimidar al Barça con un remate de Reyes que rozó el poste.

Los últimos minutos fueron los clásicos de un Atlético-Barça. De Gea volvió a salvar a su equipo ante Messi. En la contra posterior al fallo del argentino, Valdés detuvo el balón tras un rechace envenenado. Puyol y Assunçao vieron amarillas con feas acciones en momentos de máxima tensión, acciones previas a la roja directa a Ujfalusi por su durísima entrada a Messi, que acabó con el argentino en la camilla. Fue la locura hasta el pitido final.