50 aniversario

El amargo encanto de 'El apartamento'

Billy Wilder diseccionó la hipocresía de la sociedad capitalista en una comedia que ganó cinco Oscar

MADRID Actualizado: Guardar
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El 15 de junio de 1960 llegaba a las pantallas estadounidenses El apartamento, una cinta en la que Billy Wilder desmenuzaba una sociedad en la que el éxito comenzaba a medirse por el dinero que entraba en la caja y en la que los pecados podían cometerse con libertad siempre que se hiciese con discreción. Seleccionada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para el Registro Nacional de Cine por su valor cultural y estético, la cinta sigue los pasos de un gris empleado de seguros, C.C. Buxter, cuya morada sirve como pisito de soltero para unos jefes ávidos de correrse una buena juerga con sus respectivas amantes. Una idea que a Buxter, deseoso de medrar en su empresa como sea, no le parece mal hasta que entra en juego una guapa ascensorista, Fran Kubelik, por la que él y uno de sus superiores beben los vientos.

Buxter no sabe qué hacer para llamar la atención de la dulce Kubelik, más interesada en las atenciones de Jeff Sheldrake (Fred MacMurray), el jefe del oficinista servicial que dedica más tiempo a organizar los horarios de las citas de sus jefes que a realizar el trabajo por el que supuestamente le pagan.

Es el chico amable al que todas consideran como un perfecto amigo pero al que ni se les ocurriría llamar para pasarlo bien. Sus atenciones, simplemente, son ignoradas, como cuando la ascensorista desecha su declaración de amor invitándole a jugar a las cartas en una escena que deja al espectador sin el 'happy end' que tanto desearía contemplar. El hombre para todo al que sus jefes ignoran salvo cuando necesitan un escondrijo al que llevar a sus amantes.

Un breve encuentro

Protagonizada por Jack Lemmon -con quien Wilder filmaría otros clásicos del cine como Con faldas y a lo loco (1959) o En bandeja de plata (1966)- y Shirley MacLaine, a Wilder se le ocurrió la idea de rodarla mientras contemplaba 'Breve encuentro', un filme de 1946 de David Lean en la que Trevor Johnson y Celia Johnson interpretaban a dos almas perdidas que se encuentran en una estación de tren, momento a partir del cual viven un amor prohibido que les saca de la rutina de sus respectivos matrimonios.

El apartamento ganó cinco Oscars: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Montaje, Mejor Guión Original y Mejor Dirección Artística. Menos suerte tuvieron Jack Lemmon y Shirley MacLaine, quienes se quedaron sin la estatuilla a la que optaban pese a la incomparable química puesta de manifiesto a lo largo del metraje de la cinta y del que más tarde harían gala en 'Irma la dulce' (1963), también a las órdenes de Wilder.

El encanto de El apartamento radica en que bajo el tamiz de la comedia se esconde un amargo trasfondo social, con el individuo subsumido en la masa capitalista, explotado por sus jefes y condenado a lo más bajo del escalafón social, una suerte de mayordomo que presta las llaves mientras se ve condenado a pasar la noche vagando y alimentado su melancolía. Un tipo solitario, en definitiva, que escurre los espaguetis empleando una raqueta de tenis mientras sueña con armarse de valor para confesarle su amor a la chica con la que se cruza todos los días de camino al tedio de su oficina.