Forlán, autor de los dos goles de la final ante el Fulham, ha sido de los más aclamados en Madrid. / Efe
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El Atlético se reencuentra con Neptuno

Los rojiblancos festejan el título ante ciento veinte mil aficionados que, bandera en mano, vitorearon a su equipo

MADRID Actualizado: Guardar
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El Atlético de Madrid ha cumplido con una agenda repleta de actos que le llevaron a visitar la Catedral de la Almudena, al Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid, para finalizar la fiesta en Neptuno, el dios con el que siempre han celebrado sus títulos y al que hacía catorce años no ofrecían uno.

La jornada comenzó temprano. Los jugadores estaban citados en el estadio Vicente Calderón a las 16:30 horas para media hora después, a las 17:00 horas, partir desde su feudo en dirección a la Catedral de la Almudena. Allí, el obispo auxiliar de Madrid, el señor Fidel Herráez, les recibió, se mostró colchonero, y los jugadores ofrecieron el título a la patrona de Madrid. Unos trescientos aficionados se concentraban a las puertas de un templo que los recibió y los despidió con repique de campanas.

Posteriormente, la comitiva se desplazaría hasta el Ayuntamiento donde le esperaba el alcalde Alberto Ruiz Gallardón, y un millar de aficionados que en una de sus galerías interiores animaron a su equipo, y saltaron al ritmo del tradicional cántico de "Camarero" entonado por Antonio López. Anteriormente, el alcalde ya les felicitó por el título, les agradeció el esfuerzo y les dedicó palabras tales como: "Tenéis la costumbre de hacer sufrir a vuestro aficionados", aunque también dijo que cuando se gana se hace porque se es el mejor.

A la espera del doblete

El siguiente destino en el navegador del autobús descapotado todo rojo y con el lema "Campeones, el sueño continúa", fue la Comunidad de Madrid, donde Esperanza Aguirre, ataviada con una bufanda del club les recibió en la puerta para recoger la copa y levantarla, y son quince kilos. Admitió a los jugadores que su viaje a Hamburgo fue uno de sus mejores momentos como presidenta, y definió a su afición como la mejor del mundo. Tras ese momento, los jugadores subieron a la primera planta para desde el balcón dedicar el trofeo a la masa congregada, que ya superaba los tres mil.

Y en el destino final, la fuente de Neptuno, más de cien mil personas celebraron con su equipo el final de un largo camino que comenzó en febrero con una dura eliminatoria ante el Galatasaray turco. Aquí los jugadores, con una pasarela que rodeaba la fuente cantó, bailó, botó y animó a seguir la celebración a sus seguidores, para en el último momento, Antonio López, el campeón del equipo, colocar una bufanda al cuello del dios de los mares.

Si en algo coincidieron los protagonistas de todas las paradas fue en citar al equipo la próxima semana pero ya con la Copa del Rey, para con un nuevo doblete volver a sacar a los aficionados a la calle.