El presidente de Estados Unidos, Barack Obama. / Ap
marea negra en eeuu

Obama asegura que «BP pagará» por lo ocurrido y que podrían pasar «muchos días» para que se detenga el vertido

El presidente estadounidense visita la zona afectada por la mancha de crudo para evaluar sus consecuencias

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El presidente de EEUU, Barack Obama, llegó ayer a Luisiana para realizar una visita a la zona afectada por la mancha de crudo en el Golfo de México. El mandatario afirmó que la petrolera BP "es responsable de este vertido", y que "pagará la factura". Asimismo, aseguró que "podrían ser necesarios muchos días" para detener el avance del fuel.

Obama advirtió de que la región se enfrenta "potencialmente a un desastre medioambiental sin precedentes". "Como presidente de Estados Unidos no voy a escatimar esfuerzos para responder a esta crisis mientras continúe", apuntó.

La visita del mandatario a la zona tiene como objeto comprobar de primera mano las repercusiones del derrame. El presidente respondió también a los críticos que aducen que su Gobierno no ha actuado con la suficiente celeridad en el caso. "Nos preparamos y planeamos para lo peor desde el primer día aunque esperamos lo mejor". También comentó que no se dará por satisfecho hasta que logre contener el derrame.

Lamenta que el tiempo no ayude

A su vez, recordó que se lanzó una investigación "inmediatamente" tras la explosión para aclarar lo sucedido y se estableció un centro de mando conjunto de BP y el Gobierno cerca de la ciudad de Nueva Orleans para supervisar minuto a minuto la situación. Además, lamentó que las condiciones meteorológicas no hayan "cooperado" en las labores que se llevan a para mitigar el coste de la mancha.

La mancha, con una superficie de casi 10.000 kilómetros cuadrados -unas dimensiones similares a las que tiene la isla de Puerto Rico- ya ha comenzado a teñir de negro los humedales del estado de Luisiana y a dañar a las aves que se posan allí durante su trayecto migratorio.

La que amenaza con convertirse en una de las peores tragedias ecológicas de la historia de EEUU y que ha colocado ya en situación de emergencia a tres estados, Luisiana, Florida y Alabama, se desencadenó el pasado 20 de abril tras la explosión de una plataforma petrolífera y su posterior hundimiento dos días después. British Petroleum, concesionaria de la plataforma, estima que el pozo marino vierte cada día unos 800.000 litros de petróleo al mar.

Quieren evitar un 'nuevo Katrina'

La Casa Blanca está decidida a que la catástrofe ambiental que está sufriendo Luisiana y los estados adyacentes no se convierta en un nuevo 'Katrina', que marcó uno de los momentos de más baja popularidad de George W. Bush por la tardanza de su Gobierno en reaccionar tras las inundaciones por el paso de este huracán, en agosto de 2005.

Para ello, el Gobierno se ha movilizado para visitar las zonas afectadas y conocer de cerca el desastre. El viernes se desplazaron a Luisiana la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y el de Interior, Ken Salazar, entre otras autoridades. Además, se ha decidido cerrar dos plataformas petrolíferas ubicadas cerca de la zona del desastre, y evacuar una de ellas, como medida de precaución mientras prosiguen las tareas de limpieza.

"La respuesta física sobre el terreno ha sido desde el primer día como si este pudiese ser un fallo catastrófico", afirmó Napolitano, quien dijo que el Gobierno está utilizando todos los recursos a su alcance para minimizar el impacto del vertido.

Por su parte, Alabama, Florida y Misisipi han solicitado la movilización de tropas de la Guardia Nacional para reforzar los dispositivos estatales para hacer frente al impacto del vertido de crudo en el Golfo de México. Dave Lapan, portavoz del Departamento de Estado, ha señalado en declaraciones a los medios que la solicitud es similar a la realizada la semana pasada por el estado de Luisiana.