conflicto nuclear

El golpe de mano de Irán decepciona a Occidente

EEUU insta al resto de los países a "unirse" para frenar la "ambigua política" emprendida por el régimen de los ayatolás

TEHERÁN Actualizado: Guardar
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El anuncio de Irán, cuyo presidente ha dado la orden para que comience el proceso de enriquecimiento de uranio, ha sido acogido con "decepción" en Munich, donde este domingo se clausuraba la Conferencia Internacional de Seguridad.

Su responsable, Wolfgang Ischinger, ha lamentado que las palabras de Mahmoud Ahmadineyad se produjeran dos días después de que su ministro de Asuntos Exteriores, Manucher Mottaki, alentara cierta esperanza al afirmar que se estaba a pocos pasos de un acuerdo. Desde Roma, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, ha mostrado un sentimiento similar y ha instado al resto de los países a "unirse" para frenar la "ambigua política" emprendida por el régimen de los ayatolás.

"Si la comunidad internacional permanece unida, todavía se está a tiempo para que las presiones sobre Irán y las sanciones tengan el efecto deseado", ha resaltado el responsable norteamericano en un mensaje que parecía tener un destinatario principal: China. Pekín, que compra casi un tercio del petróleo que consume a la República Islámica, se muestra reticente a aumentar la presión sobre Irán pese a la insistencia de Washington y de otros gobiernos de que el esfuerzo nuclear persa proyecta sombras.

Países como Estados Unidos, Israel, Francia, Alemania y el Reino Unido acusan al régimen de los ayatolás de ocultar, bajo su esfuerzo atómico civil, un proyecto de naturaleza clandestina y aplicaciones bélicas cuyo objetivo sería la adquisición de un arsenal nuclear, alegación que Irán rechaza.

La calculada ambigüedad de Teherán

El conflicto se agravó a finales del pasado año después de que Teherán rechazara una propuesta de Washington, París y Moscú para enviar su uranio al 3,5% al exterior y recuperarlo tiempo después enriquecido al 20%, en las condiciones necesarias para mantener operativo su reactor nuclear civil en la capital.

En un aparente cambio de dirección, Ahmadineyad aseguró el pasado martes que su país no tiene problema alguno para enviar el uranio al exterior". "Nos ha pedido recientemente que iniciemos un nuevo diálogo y han dicho que están dispuestos a suministrarnos combustible, incluso si el nuestro permanece en Irán... pero incluso si enviamos el combustible nuclear al exterior, no será problema", dijo durante una entrevista con la televisión estatal.

La declaración pareció surtir efecto en la capital china, que se apresuró a indicar que las palabras del mandatario iraní mantenían abierta una puerta para la salida negociada. En Washington, que presiona desde hace meses para conseguir que todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respalden un endurecimiento de las sanciones políticas y económicas, se volvió a exigir a Teherán que pusiera fin al juego y adoptara una postura diáfana.

El sorprendente anuncio de Ahmadineyad también había sembrado cierta confusión en el propio Irán, donde algunos sectores interpretaron sus palabras como una cesión ante la presión externa. El anuncio de este domingo demuestra todo lo contrario.