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Llegó la hora del patrimonio

El Ayuntamiento centra sus esfuerzos en desestacionalizar el turismo y atraerlo a conocer los tesoros de la localidad

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La anécdota es recordada por el recepcionista de un hotel del Novo Sancti Petri. La de esa turista que el último día de su estancia en Chiclana se acercó al mostrador para plantearle al personal: «Muy bonito el pueblo pero, ¿dónde está el Ayuntamiento?». La duda de esta visitante despistada, pensando que Chiclana era solo el Novo, lejos de su componente divertida pone sobre la mesa una cuestión en la que lleva años trabajando el Ayuntamiento de Chiclana. La necesidad de ofrecer alternativas al ya consolidado turismo de sol y playa. «Chiclana no será una ciudad turística hasta que no sepa vender su centro», reconoce el concejal de Cultura José Manuel Lechuga con una sinceridad aplastante. Y precisamente en ello anda tanto su Delegación como la de turismo. La segunda, plenamente volcada en la difusión y la divulgación de las alternativas de Chiclana, la primera en intentar dotar de contenido o pontenciar lo existente para conseguir el fin.

En esta dirección remaron las distintas iniciativas desarrolladas durante el verano, como fueron las dos noches en blanco, las rutas culturales por la ciudad en distintos idiomas o las guías patrimoniales y gastronómicas. Y es que precisamente si hay algo que tenga que vender el centro es su vocación plenamente patrimonial y artística. Es en esa línea donde el Consistorio se ha embarcado en un nuevo proyecto capitaneado por la Diputación de Cádiz y que pretende sumar fuerzas tanto de la iniciativa pública como privada.

‘Turismo todo el año’ es el nombre de una iniciativa con vocación de tocar diversos ámbitos pero que arrancará con tres rutas que conecten Cádiz con Chiclana, San Fernando y El Puerto aduciendo valores culturales, históricos, turísticos y etnográficos. Criterios que han activido tres rutas: la Fenicia de la Bahía, la de Bahía de la Constitución y la Libertad y la de la Sal y el Vino. Tres paraguas bajo los que englobar una serie de recursos, en principio ya asignados por Diputación pero que en el Ayuntamiento ya plantean ampliar con otra serie de espacios significativos para la ciudad.

En el caso de la ruta fenicia, el principal potencial es el yacimiento arqueológico fenicio del cerro del Castillo. Precisamente, este es un activo que lleva ocho años esperando la finaciación necesaria para continuar con la excavación y la posterior musealización del espacio. De momento, en el Ayuntamiento confían que la inclusión en esta ruta y los distintos trabajos menores en estos días activen la canalización de ayudas o de financiación público-privada. Así, el Museo de Chiclana comenzará a ofrecer como visita concertada la parte dle yacimiento que está al descubierto al estar en el interior de una nave municipal. «La ruta fenicia servirá para vender un proyecto en un yacimiento de gran importancia», remarca Lechuga. De momento, el Ayuntamiento tira de planes de empleo y pequeñas asignaciones presupuestarias para no mantener el proyecto en el olvido.

Mientras, la ruta de la Sal y el Vino planteada por la Diputación contempla incluir las bodegas chiclaneras y el centro de Recursos Ambientales de las salinas Santa María de Jesús. Sin embargo, el Ayuntamiento apuesta por un cambio de mentalidad, enfocado a dar mayor presencia a Chiclana como localidad bodeguera. «Nos estamos volcando por hacer que el vino de Chiclana esté más presente en el centro», reconoce el concejal de Cultura. De ahí que a las visitas ya existentes, la intención pase por rutas que conecten los recursos existentes para «rescatar la identidad chiclanera».

Sin embargo, es en la Chiclana del XIX, de la ruta constitucional donde la localidad tiene más que decir. Sobre todo porque coincide también con el periodo más prolífico para el pueblo desde el punto de vista cultural y patrimonial. A estos años corresponden los ejemplos más sobresalientes de arquitectura doméstica y religiosa y los personajes destacados. De ahí que aunque la ruta de Diputación marque como hitos de este siglo la ermita de Santa Ana y el centro de interpretación Casa del Coto, las pretensiones municipales son más amplia. De entrada, incluir la iglesia de San Juan Bautista para la que se pretende que su Bicentenario sirva de semilla y ejemplo. «En breve comenzaremos con las visitas guiadas al templo por un tiempo de seis meses», reconoce Lechuga.

Lo que el XIX dejó

De hecho, en el Ayuntamiento pretenden que el templo sea el hilo conductor para explicar el periodo artístico más prolífico en la localidad, el Neoclásico. Así, con este punto de partida se unirá la Iglesia Mayor con la ermita de Santa Ana, el Museo de Chiclana y demás obras neoclásicas construidas por torcuato Cayón y Torcuato Benjumeda. A eso se suman otros bienes patrimoniales ubicados en otros puntos de Chiclana como la Torre del Puerco o la propia vista del Castillo de Sancti Petri. Y también patrimonio etnográfico y documental con los espacios y legados vinculados a las figuras de García Gutiérrez y Paquiro. De esta forma, quedan conectados a la red tanto el Museo de Chiclana como el propio Museo Paquiro. Aunqueen la actualidad es un esbozo, la intención del Ayuntamiento es unir todos estos activos con distintos recursos donde puede existir colaboración público y privada. Eso sí, estarán vinculados a rutas culturales que beben del proyecto ‘Turismo todo el año’, que tendrá canales de difusión propios y diferenciados como producto turístico independiente.

Todo ello siempre con una premisa. «El alcalde quiere, y en eso coincidimos, que lo que ofertemos sea atractivo de verdad para el visitante», explica el responsable de Cultura y Fomento. Y es que Lechuga conoce bien el problema existente en ese turista que llega al Novo para irse sin ni siquiera llegar a conocer la localidad. En cualquier caso, el concejal también rompe una lanza a favor del turista más especializado. «El turismo de calidad exige saber donde está. Quiere estar ubicado», matiza el delgado de Cultura. Y precisamente pensando en este visitante que va más allá del sol y la playa se plantea reforzar el esfuerzo por que conozca el centro y sus activos patrimoniales.

Porque, además de los citados espacios el convento de las Agustinas, la iglesia de San Telmo, Santo Cristo, la torre del Reloj, la casa Brake, el hospital de San Martín, la iglesia de San Sebastián o la casa palacio del Conde de Torres bien se merecen una visita. Lugares con los que recordar al futuro visitante que, antes que en sus playas, otros se fijaron en otros encantos de Chiclana.