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Dolor en la despedida a Rafael Ricardi

El abogado del portuense que pasó trece años en prisión siendo inocente muestra su sorpresa ante la repentina pérdida

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Numerosos amigos y familiares han acudido esta tarde al tanatorio del polígono de las Salinas de El Puerto para despedir a Rafael Ricardi Robles, el portuense que pasó 13 años en prisión por un delito que no había cometido y que fue hallado muerto en su casa este martes debido a una parada cardiorespiratoria. Su cuerpo está siendo velado en un ambiente de dolor y sorpresa ante tal repentina pérdida. En las mismas instalaciones se ha oficiado una misa y posteriormente será incinerado.

Su abogado, Juan Domingo Valderrama, aún mostraba su sorpresa por el fallecimiento. «Tenía una salud delicada pero no nos esperábamos esto tan pronto». Domingo ha afirmado que Ricardi «después de lo que pasó ha vivido intensamente, feliz». Por su parte, su hermana Milagros pedía que se recordara a su hermano «como la persona que fue: Rafael Ricardi».

La muerte se produjo este pasado martes tras echarse a dormir la siesta. Un hijo suyo fue a visitarlo horas más tarde y comprobó que su padre no reaccionaba a los estímulos, comprobando así que había fallecido.

Un error judicial

La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Cádiz emitió el 15 de octubre de 1996 una sentencia que condenaba a Ricardi por un delito de violación en 1995. En 2008, Ricardi salió de la cárcel de Topas (Salamanca) tras serle concedido el tercer grado penitenciario y fue el 23 de junio de 2009 cuando la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) declaró nula la sentencia que condenó a Ricardi en 1996.

Un informe realizado el 22 de julio de 2008 por el Instituto de Toxicología de Sevilla recogía que, tras un amplio y detallado análisis de un gran número de marcadores identificados y su comparación con el ADN de Rafael Ricardi y de otros dos nuevos sospechosos en el caso, se identificaban en los restos de semen perfiles genéticos que coinciden con certeza "casi total" con los correspondientes a uno de los sospechosos y con menos índice de probabilidad con el otro, mientras que no se detectaron restos de ADN perteneciente a Rafael Ricardi.

Esta prueba excluía la participación de Ricardi en el delito de violación y evidenciaban su inocencia. El Estado le concedió como indemnización 555.000 euros poco después de su puesta en libertad --su defensa reclamaba diez millones de euros--, pero en 2012 una sentencia elevaba a un millón de euros más intereses la indemnización que debía percibir Ricardi tras estar encarcelado 13 años por un delito que no cometió.

El portuense se había comprado en la calle Cruces de El Puerto de Santa María una casa. Es en esa misma vivienda en la que ha sido hallado sin vida por su hijo.