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Una propuesta casi decente

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El órdago inversor que ha lanzado el empresario gaditano José Manuel Pascual ha dejado en fuera de juego a las autoridades locales. El proyecto parece una locura en su conjunto, sin embargo, a pesar de lo ambicioso, resulta una propuesta lógica si la analizamos por partes y al detalle. Pascual ha puesto el dedo en la llaga revolucionando en una semana la conciencia de la clase política gaditana, que lleva meses anclada en un debate estéril sobre cómo atajar el paro en la provincia. Este conocido gestor de hospitales ha sorprendido a propios y extraños igual que lo hizo en su momento en la Comunidad de Madrid el magnate estadounidense Sheldon Adelson con su Eurovegas. Ambos tienen en común una aptitud visionaria para los negocios y, al mismo tiempo, disponen de recursos económicos para sacar tajada en los malos momentos de la crisis. Necesitamos inversión a toda costa y, en el caso de Cádiz, Pascual ha movido ficha con rapidez. El empresario, que gestiona seis hospitales en Andalucía, se ha fijado en la polémica abierta entorno al hospital militar de San Carlos, en San Fernando. El Ministerio de Defensa no tiene intención de mantener abierto este edificio que explota la Junta de forma parcial. La sociedad civil demanda en esas instalaciones la apertura de un hospital público, pero el problema radica en que no hay dinero para su mantenimiento. Es aquí donde interviene Pascual con una idea sin precedentes. Su propuesta tiene como objetivo asumir la gestión, explotación y la plantilla del Hospital de San Carlos a cambio de una serie de contraprestaciones. El proyecto sanitario lo liga a la cesión también por parte de Defensa de los terrenos del polígono Janer, en La Isla, los polvorines de Fadrica, también en San Fernando, la residencia militar de Cortadura, en Cádiz, y la compra al Ayuntamiento gaditano del Campo de las Balas, junto al Parador. Pascual pretende levantar un centro sanitario en Janer y tres hoteles en el resto de solares que, en estos momentos, se encuentran sin uso. En total, aumentaría las plazas hoteleras de la provincia en 1.300 camas. La propuesta de Pascual ha recibido el rechazo unánime de los políticos, pero entiendo que ha sido una respuesta demasiado acelerada. La proposición de Pascual es casi decente si se estudia por separado. El error del empresario radica en haber encadenado la gestión y explotación del hospital de San Carlos al resto de su inversión. Pascual juega sus cartas y ahora son las administraciones las que tienen que ganar la partida buscando, como en la película de Silver Linnings, el lado bueno de las cosas. El órdago de Pascual necesita de negociación, reflexión y maduración. No se puede descartar una inversión de esta magnitud por la ambición de un empresario y la cerrazón del político de turno. Es conveniente que ambos se sienten a negociar y cedan para lograr un acuerdo. Pascual no está solo en este proyecto y me temo que ha saltado a la piscina con el flotador de alguna cadena hotelera.