prevenir y curar

Adiós sin dolor a las varices

Sin traumas, cicatrices ni quirófano. La revolución de las técnicas ha acabado con el temor a tratarse estas venas antiestéticas. El consejo de los especialistas es acudir al cirujano vascular para someterse a un chequeo ecográfico

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Todo comenzó cuando el hombre se puso en pie. Fue el origen de las varices. El hombre dejó de ser un animal cuadrúpedo en el curso de la evolución antropológica y fue irguiéndose hasta lograr el equilibrio de pie. La bipedestación aumentó la presión hidrostática contra la que tiene que luchar el sistema venoso para cumplir su función de retornar el torrente sanguíneo al corazón. Al fallar las válvulas de algunas venas se originó la aparición de las primeras varices en el ser humano. Los hábitos perniciosos y evitables que ha ido adquiriendo el hombre (obesidad, sedentarismo) combinados con otros endógenos, como la herencia genética y los cambios hormonales propios del sexo femenino -el género que más las sufre-, han contribuido a que la insuficiencia venosa crónica la enfermedad que se manifiesta mediante las varices, sea la patología vascular más frecuente. Según un reciente estudio publicado en España, el 53% de pacientes con síntomas de insuficiencia venosa presentan venitas en la piel y el 35% tiene varices.

¿Las varices son graves? ¿Se comete un error al no tratarlas? Los especialistas consultados por Salud Revista.es coinciden en que la enfermedad varicosa es benigna y poco invalidante, exceptuando a los enfermos con úlceras, pero sí aconsejan descartar, mediante un control ecográfico con eco-doppler, que existan problemas en el sistema venoso profundo o en las venas safenas tales como incompetencia valvular, flebitis, trombosis u otras complicaciones. Simplificando la evaluación clínica, si una persona con varices sufre edemas (inflamación), si tienen una forma tortuosa, si le duelen las piernas o siente quemazón, lo más sensato es que visite a un cirujano vascular y disipe dudas. Eugenia Pillado, cirujana vascular de la Unidad de Flebología de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, señala que «entre los jóvenes con venitas reticulares, en forma de araña, es poco frecuente que existan complicaciones, mientras que en el 80% de los pacientes con cordones varicosos y mayor edad descubrimos una insuficiencia en las venas safenas».

Adiós a la tortura

Sea cual sea el caso, ya no hay motivo para temer al tratamiento. Las exigencias estéticas y la intolerancia al malestar físico han provocado una revolución en la tecnología endovascular. «Donde hace 20 años dábamos 45 puntos de sutura, ahora solo damos uno. Tenemos una gran variedad de técnicas poco invasivas y muy eficaces que han cambiado totalmente el concepto traumático del tratamiento», destaca Luis Riera del Moral, cirujano vascular en el Hospital La Paz y la Clínica USP San José, ambos en Madrid. Precisamente un español, el granadino Juan Cabrera, es considerado el ‘padre’ mundial de la escleroterapia por haber creado la microespuma de polidocanol: una sustancia esclerosante que mejora las existentes hasta el punto de que es capaz de tratar grandes varices, úlceras venosas y malformaciones inoperables hasta la fecha. El procedimiento consiste, como explica el doctor Cabrera, en inyectar esta microespuma en la vena afectada, que se cerrará para evitar que la sangre circule al revés y desaparecerá. No es necesario anestesia, es un procedimiento ambulatorio, no hay cicatrices y el paciente sigue su vida normal.

La venerada microespuma

El invento del doctor Cabrera, cuya patente es propiedad de la empresa británica BTG, también tiene sus detractores, que demandan más estudios clínicos. La realidad es que la famosa microespuma ya logró la autorización de la Agencia Europea del Medicamento, y este afamado cirujano granadino añade en su defensa que «superó ante la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos en sus siglas en inglés) los estudios de seguridad (fase II) en 2010, y en 2011 finalizó los de eficacia (fase III). Cuestionar su seguridad implica desinformación o confundir la microespuma patentada con las espumas caseras».

Lo cierto es que su uso es deseado por los vasculares, pero solo pueden realizar escleroterapia con esta microespuma los centros que son autorizados por BTG. La Clínica Universidad de Navarra es uno de los que la ofertan en Pamplona y Madrid junto a las Clínicas Doctor. Juan Cabrera (Granada, Barcelona, Madrid y La Coruña). Pero no es la única técnica. De hecho, las venitas feas, cuyo problema es solo estético, también se pueden corregir con láser transdérmico. Eso sí, Jorge Escribano, dermatólogo del Hospital Virgen de La Arrixaca y de la Clínica Openderma de Murcia, apunta que el láser «no debe aplicarse sobre la piel bronceada ni en verano porque se pueden producir quemaduras». Para las varices que antes necesitaban un quirófano existe ahora, además de la venerada escleroterapia, las fuentes de calor endovascular: el láser endoluminal y la radiofrecuencia.

Su empleo depende del diagnóstico del paciente y del criterio de cada especialista. Riera es partidario de combinar todas las técnicas disponibles en el mercado para afinar con los resultados, mientras que Cabrera sostiene que «están llamadas a desaparecer por sus limitaciones frente a la microespuma». Pillado defiende que «en algunos pacientes un mismo problema puede ser tratado con varias técnicas, pero en enfermos mayores con úlceras o enfermedades asociadas que no puedan ser operados, la escleroterapia con microespuma es la única técnica que puede solucionar su patología».

En el sistema sanitario público es raro encontrar estas tecnologías dentro de las unidades de Angiología y Cirugía Vascular, por lo que los especialistas siguen tratando a los pacientes con cirugía tradicional. Los modos quirúrgicos también han prosperado: la técnica denominada chiva, por ejemplo, es minímamente invasiva frente a la abrupta ablación de la vena por incisiones en la ingle y en el tobillo. Los cirujanos insisten en que el paso por el quirófano a veces es inevitable, aunque puntualizan que los avances han permitido que esa opción sea minoritaria.

La temida recidiva

Ningún tratamiento es definitivo. Las reaparición de varices (recidivas) se ha reducido a medida que las técnicas se han perfeccionado, pero al ser una enfermedad con una fuerte carga genética junto al hecho de que nos cuesta mucho corregir nuestros malos hábitos dificultan la erradicación definitiva de estas venas antiestéticas. Eso sí, los porcentajes de recidiva han disminuido notablemente y las varices que surgen son nuevas. Las eliminadas no se reactivan. Parece imposible averiguar el coste medio de someterse a estas vías para acabar con las varices. No son económicas, pero el precio varía mucho dependiendo del centro, el médico y el tratamiento que se elija. Riera recurre a un ejemplo muy popular: «Esto es como comprarse un Mercedes o un Seiscientos. Cada uno elige qué calidad quiere tener».