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Directo Cádiz - Albacete desde Carranza

El cadismo se somete a una operación a vida o muerte ante el Albacete

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Carranza abre su quirófano. Los focos del estadio apuntarán directamente al corazón del cadismo. La confianza de la familia no es completa en el cirujano pero en estos momentos todos, absolutamente todos, están con él. La operación es a corazón abierto. Cualquier despiste, cualquier error puede mandar a la otra vida –quizás mejor– al Cádiz. Y todo se sucederá ante la mirada de cerca de 15.000 fieles que sufrirán cada minuto, cada segundo de la intervención. Si el equipo sale de ella, todos los miembros de la familia, absolutamente todos, sabrán que saldrá con la fuerza de una legión y con la esperanza de un religioso. Si no sale.... Solo Dios sabe qué pasará como no salga.

La intervención será de alto riesgo. El paciente llega herido pero no muerto. Y todo por culpa de una operación anterior que se complicó tanto que acabó con una hemorragia que casi mata a un equipo que vio como sus familiares se tomaron la visita al hospital como una fiesta. La intervención ante el Castilla no pudo salir peor y desde entonces el equipo quirúrgico amarillo hace todo lo posible en pos de la reanimación. Y sí, algo ha conseguido. Porque el pasado domingo en la sala del Carlos Belmonte se pudo apreciar una leve, muy leve mejoría. El paciente volvió a sonreír después del encefalograma plano que presentó en Carranza ante el Castilla.Pese a ello, en Albacete todavía evidenciaba que la recuperación no era como para darle el alta definitiva. A medida que la operación se iba alargando, se iba complicando. Y claro, el rostro comenzaba a presentar muchos de los males que han dado la cara a lo largo del año. Finalmente, se salió con vida de La Mancha y se volvió a la Tacita con la ilusión de mejorar al calor de su gente.

Juanse podría ser la sorpresa

Pero esa ilusión se desvaneció en casa del paciente, que se ha vuelto loco y ya no conoce ni a su propia familia. El empate a domicilio se dio por bueno en el vestuario pero no así en su entorno. La división del cadismo parece insalvable pero la necesidad de resurgir es una obligación común. Por todo ello, esta noche Carranza arropará con sus tres gradas a rebosar a un equipo al que hay que mimar para no asustar, animarlo sin llegar a responsabilizarlo. Porque otra vez, el estadio gaditano y sus alrededores volverán a pintarse de amarillo para una ocasión que debe ser la penúltima de esta temporada.

Y para que eso ocurra, Jose González ha trabajado a conciencia como dañar a la defensa manchega. El entrenador cadista ha jugado –como su colega en Albacete– al despiste con el estado de Ikechi y hasta última hora sopesa la idea de dejar al británico en el banquillo y sacar a Juanse. No es su única opción. También podría sentar a Cases o Ferreiro a favor del jienense, que esta noche tiene muchas papeletas de salir de inicio después de sus minutos en Albacete.

En contra estará un Albacete que no demostró nada del otro jueves en su campo pero que llega con la amenaza de provocar el infarto en caso de marcar un gol. Si eso pasara, entonces sí que el Cádiz debería escalar el Everest. ¿Estará preparado su corazón?