problemática con acasa

Memoría histórica de una persona en situación de dependencia

María del Carmen Pérez Omil, una jerezana que tiene una minusvalía reconocida del 99%, por una discapacidad física o motórica consistente en tetraplegia, expone sus sensaciones con la futura huelga de Acasa

Jerez Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

María del Carmen Pérez Omil es una jerezana que tiene una minusvalía reconocida del 99%, por una discapacidad física o motórica consistente en tetraplegia, con carácter definitivo, desde el año 1982; vive sola y de forma independiente de su familia desde 2001 y recibe el servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Jerez desde 2001. Licenciada en Derecho, trabaja en el Departamento Jurídico de Caja Sol-BancaCívica desde 2007, precisamente el año en el que le fue reconocida la situación de dependencia, en Grado III Nivel II. Ante los problemas de cobro que están teniendo las trabajadoras de Acasa y la próxima huelga que van a llevar a cabo, Pérez Omil ha querido expresar sus sensaciones con la siguiente carta:

Hace ya para 5 años, en la Primavera del 2007, las personas que nos encontrábamos con dificultades para el desempeño de las actividades de la vida diaria tuvimios la ocasión de Ver una Luz Grande, un Amanecer de Justicia y de Reconocimiento Personal y Social, un Alumbramiento de Nuestra Propia Dignidad Como Personas, o, lo que es lo mismo, de la Dignidad Humana, aun en estado de limitación y de necesidad, pues el ser humano no pierde su dignidad pese a las multiples limitaciones que puedan circundar su existencia, ni las muchas necesidades insatisfechas que puedan sofocar su vitalismo mas puro. Se levantaba el cuarto pilar del Estado de Bienestar y quedaba erguido, de este modo, el Sistema de Promoción a la Autonomía y Atención a las Personas en Situación de Dependencia.

Yo tuve la suerte de protagonizar uno de aquellos momentos primeros de satisfacción y compartir con mi familia y mis amigos aquella alegría colectiva en primicias: me habia sido reconocida la situación de dependencia en la que llevaba viviendo desde hacía ya 45 años, en Grado III, Nivel II, es decir, lo máximo, y se me abrían las puertas a un abanico de recursos y posibilidades insospechadas en nuestro país hasta esos mismos momentos.

Por aquel entonces yo había superado satisfactoriamente las pruebas correspondientes al Concurso-Oposición de Acceso a la Caja de Ahorro de San Fernando, Sevilla y Jerez (convocadas en el año 2005), por lo que llevaba dos años con las Oposiciones aprobadas y sin posibilidad de hacer toma de posesión en ningún puesto de trabajo que se me pudiera ofrecer, porque necesitaba previamente, según la Dirección de dicha Entidad Financiera, contar con algún servicio de asistente personal para el desempeño de mi actividad profesional.

Ahora, pues, había llegado mi momento: Gracias al reconocimiento de mi situación de dependencia podría proyectar un Plan de Individual de Autonomia (PIA) compatible con mi condición de mujer trabajadora, y opté por el Servicio de Asistencia Personal para poder hacer toma de posesión de mi puesto de trabajo. El Servicio de Ayuda a Domicilio ya lo tenía concedido desde el año 2001 por el Ayuntamiento de Jerez, pues en ese año, siguiendo mi deseo y mis aspiraciones más profundas, comencé a vivir de forma emancipada y al margen del núcleo familiar de padres y hermanos.

Durante todo este largo recorrido, me han acompañado con su presencia y su calor mi familia y mis amigos (haciendo un reconocimiento especial a mi Grupo de Comunidad de la Parroquia de San Juan de Dios), que no sólo alentaron mis ansias de superación, sino que nunca me retiraron su servicio personal y su apoyo económico, sin lo cual no habría podido llegar a contemplar aquella primavera del año 2007 desde la ventana de mi propia casa, por la cual se colaba aquella nueva Luz, aquel trinar de los pájaros, aquella esperanza de la que tantas personas en mi situación habíamos sido siempre merecedoras. Porque aunque la historia que ahora comparto con todos vosotros sea una historia personal o individual, la alegría de que os hablo era una alegría compartida, brotaban de las comisuras colectivas en los labios de millones de personas integrantes de un sector social desprotegido y abandonado durante demasiado tiempo en la Historia de España, como era el de las personas en situación de dependencia para el desarrollo de las actividades de la vida diaria.

Mi Auxiliar de Ayuda a Domicilio también me acompañó en aquellos momentos. Con su profesionalidad en el levantamiento de mi cuerpo cada mañana, en el aseo y decoro con que siempre ha sabido proveerme y la atención y el cariño que pone diariamente para darme el desayuno, ella fue testigo desde el principio. Ella me vio estudiar aquellas Oposiciones de Acceso, se alegró conmigo cuando las superé, asistió con respeto y en silencio aquella espera larga, seca, en que la Caja no me ofrecía nada… Ella, también, tuvo ojos para la Luz de aquel día, y oídos para el canto de los pájaros.

Tuvo ojos y oídos, como todavía tiene manos presurosas que acuden diariamente a su trabajo, en mi cuerpo, y luego en otros cuerpos, pese a que son, desde hace también demasiado tiempo, manos vacías de salario.

ACASA, la empresa concesionaria del servicio municipal de ayuda a domicilio y atención a personas en situación de dependencia del Ayuntamiento de Jerez, no paga a sus trabajadoras; el Ayuntamiento echa la culpa a la Junta, y la Junta asegura encontrarse al corriente en el pago de transferencias al Ayuntamiento. A la situación planteada hay que añadir que hoy se ha anunciado la entrada de España en un nuevo capítulo de recesión económica, lo cual va a justificar más aún la pregonada ola de recortes en los servicios públicos.

Mi auxiliar, pese a todo, sigue teniendo manos, pero yo no tengo corazón para seguir contemplando tanta injusticia. Al menos, no tendré corazón si al mismo tiempo no tengo lengua para denunciarlo, para posicionarme en el conflicto que debería avergonzar a las Administraciones implicadas y que no hacen lo que debieran hasta llegar a alguna solución aceptable.

El conflicto de ACASA, con todo lo que tiene de estructural y de injusto, es algo más que un simple conflicto social de carácter laboral, reclamable únicamente por los trabajadores afectados y los sindicatos representantes de sus intereses; el conflicto de ACASA es, además, un conflicto social de ciudadanía, porque la plusvalía de cualquier empresa concesionaria de un servicio público es patrimonio de los ciudadanos en general, y si el servicio público que se presta es de carácter específico, como en este caso, contribuye directamente a la promoción, en condiciones de igualdad, para la participación social de colectivos especialmente vulnerables. Y esto es lo que está en juego aquí y ahora.

El pasado 18 de Diciembre, durante el almuerzo que la Asociación de Personas con Discapacidad “La Calesa” celebraba con sus socios y colaboradores, tuve la ocasión de preguntar a Dña. Isabel Paredes, actual Delegada competente en materia social del Ayuntamiento de Jerez, sobre este conflicto, a lo que siguió un rosario de excusas que apuntaban a la responsabilidad de la Junta, y que si no me lo quería creer, ella estaba dispuesta a demostrármelo. Yo acepté su ofrecimiento, y me emplazó al próximo jueves 29 de diciembre, a las 12.00 horas, en las instalaciones de Plaza de La Merced, lo que quiero hacer público mediante esta Nota de Prensa.

Como ciudadana y como usuaria del Servicio, tengo derecho a que se me rindan cuentas y se me den explicaciones. Yo quisiera ver ese día a muchos ciudadanos, y, más aún, a muchos usuarios/as o familiares de usuarios/as, a muchas asociaciones de vecinos/as, de mayores, de personas con discapacidad, de mujeres, en ese lugar y a esa hora, también, con ojos y oído.

Os aseguro que las manos sabrán cómo actuar en el momento oportuno.

Dedicado a Pilar, Rosa, Ana y Eli, mis Auxiliares desde 2001.