La gran excursión

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Las cosas del espacio van despacio, pero no se detienen nunca y los humanoides están intrigados por saber si hay algún sitio mejor que el planeta Tierra. La verdad es que aquí no hay quien viva, pero eso quizá no nos permita suponer que hay lugares más confortables, sin guerreros y sin hechiceros, donde sus habitantes se lleven razonablemente bien. En busca de ese territorio la NASA acaba de lanzar un robot todo terreno, previendo que puede haber baches, para explorar Marte, que es lo que nos pilla más cerca en los inconclusos atlas siderales. ¿Serán como nosotros sus habitantes?, ¿se morirán pronto y no conseguirán ser felices más que a ráfagas?, ¿creerán en fugitivos héroes y en permanentes túmulos? El celérico artilugio que se ha enviado para aclararlo se llama ‘Curiosity’ y lo primero que tendrá que averiguar, si es que hay sitio para aparcar en Marte, es si la atmósfera es respirable, a la vez que identifica sus compuestos de carbono. No hay que impacientarse. La astronave, que ha costado 1.900 millones de euros, no regresará a su garaje terrestre hasta agosto del año 2012, cuando siga la crisis y algunos políticos nos digan que ya falta menos para superarla.

El primer cronista marciano verosímil fue el gran Ray Bradbury. Hasta entonces a los presuntos habitantes del planeta rojo solo los habíamos visto en los tebeos. No se sabe bien por qué, los dibujantes representaban a todos como seres malignos y cabezones, de pequeña estatura y muy mala leche. Además eran de color verde, como si hubiera escasez de conflictos raciales, y venían para molestar, como si hubiese pocos nativos que se encargaran de hacerlo asiduamente. La curiosidad crece a medida que se saben más cosas. Luis Cernuda decía que era como un mosquito que anida en los volantes de la luz. Quizá se refería al sol. Los humanos mosquitos pretendemos descifrar el enigma de la creación y le llamamos Dios al responsable del invento, aunque no haya Dios que lo entienda.