Lorenzo Silva: «Estamos obligados a reinventarnos»

Casi cuarenta títulos en tres lustros, un buen puñado de premios y la fidelidad de los lectores confirman a Lorenzo Silva (Madrid, 1966) como uno de los escritores con más interés y tirón. Dejó la toga de abogado para dedicarse en exclusiva a la escritura cuando tenía ya en su haber galardones como Nadal o el Primavera. Aunque escribir en España ya no sea llorar, Silva ha sudado lo suyo para afianzarse en el planeta de las letras. Virginia Chamorro y Rubén Bevilacqua, pareja de 'picoletos' (guardias civiles) eficaces, inteligentes, son sus más carismáticos y queridos personajes. ¿La prueba de que este país ha cambiado para bien en los últimos años? "Por fortuna se han venido abajo ciertos estereotipos, y es saludable" concede el escritor, que lamenta "que se hayan generado otra serie de espejismos de los que nos costará deshacernos".

"Es una pena que en los últimos 20 años este país no haya tenido gente con más cabeza para afrontar una mejora muy saludable después de haber aventado las mismas telarañas que ahora regresan debido a enormes meteduras de pata", se duele este votante de izquierda que no oculta cierto desencanto. En alguna ocasión se cuestionó el ejercicio de su derecho al voto y estas elecciones "me lo pensaré hasta el final".

Cree Silva que estamos "obligados a reinventarnos", y que "no nos falta talento e inteligencia" para encarar un futuro que pasa por una profunda y eficaz reforma laboral. "Estamos igual de mal que hace cuatro años, no peor. Tenemos incluso una ventaja: somos conscientes de la crisis, y eso es un plus" es su diagnóstico. También reclama mejorar "un sistema educativo que está muy por debajo de lo que necesita el país".

Capacidad y supervivencia

Elogia Silva la probada capacidad e inteligencia política de Rubalcaba y la habilidad superviviente de Mariano Rajoy, a quien define con una palabra: "resiliencia". Es un término usado en psicología para referirse "a quien no se deja abatir por ningún circunstancia y es capaz de resurgir de sus cenizas una y otra vez". "Quizá todos lo subestimamos", dice. "Brillantez" es el vocablo que elige para definir a al candidato socialista, un Rubalcaba al que tilda, con todo, de "infortunado" ya que "quizá esté en el lugar y el momento equivocados".

"Racionalizar el mercado de trabajo y acabar con la picaresca de trabajadores y empresarios, por más impopular que resulte". Este sería el primer objetivo de Lorenzo Silva si asumiera la responsabilidad de gobernar, "aunque los escritores somos malos presidentes del gobierno" advierte.

Ante la entrada ETA en la campaña con su renuncia definitiva a la violencia, su actitud es de "esperanza y cautela". "ETA se permitió horrores como pegar un tiro a un padre ante su hijo. Hay que recordarlo. La cautela se impone, pero hemos de abrir un horizonte esperanzado para que esa gente regrese a la racionalidad, sabiendo que algunos están perdidos para siempre".

Desea que el 20-N, gane quien gane, lo haga con una mayoría suficiente que permita tomar decisiones sin lastres. Pero no tan abrumadora como para regresar a los tiempos del rodillo. "Quien tenga el poder tendrá que actuar; si tiene mayoría absoluta no tendrá excusa, y si no, deberá buscar el consenso que permita acometer la situación", plantea. Cree que las encuestas electorales que dibujan el panorama del 21-N son "bastante fiables" dada la "coyuntura muy clara en la que se ha realizado". Sea quien fuere el vencedor le augura "otros cuatro años muy duros antes de ver luz en el oscurísimo túnel de la crisis".

¿Tenemos unos políticos mediocres? "Puede, pero no nos auto flagelemos. Ahí están Obama, Merkel, Sarkozy, Cameron o Berlusconi. Líderes muy flojos, empezando por Obama, que debería devolver el Nobel de la Paz. Es un sarcasmo que lo tenga alguien que ordena ejecuciones extrajudiciales de sus propios ciudadanos" denuncia. "Quizá hemos tenido mala suerte, pero la verdad es que no hay grande líderes" asegura.

Simultaneó Lorenzo Silva abogacía y literatura hasta el límite del agotamiento. "Ni la una ni la otra pueden hacerse a medio gas", así que tuvo que optar por uno de los dos desafíos profesionales. "No creo que sea mejor escritor por dejar la abogacía. Acaso he ganado algo de calidad de vida" concede.

Reconocido internacionalmente y muy viajero, para Silva "es una suerte vivir en España, pero no lo es tanto trabajar aquí; puede llegar a ser una maldición dependiendo de dónde estés". "Es un gusto trabajar si estás fuera del sistema productivo y sus engranajes formales, como yo, que estoy a la intemperie, pero más libre. Es una suerte estar al margen de un sistema productivo mal organizado, que dilapida el talento y alimenta la mediocridad" dice.

También pasaría factura pro los excesos del sector financiero y su responsabilidad en la crisis. "Tenemos una asignatura pendiente en lo legal, lo social y de credibilidad del sistema económico y financiero. En EE UU si alguien juega con ventaja y se la juega a los que confían en el mercado, acaba a la cárcel. Y eso aquí aun no ha pasado, aunque tenemos unos cuantos candidatos, y continúe el goteo de escandalosas indemnizaciones y jubilaciones millonarias que se arreglan los altos directivos", lamenta. "Quizá sean formalmente válidas, pero las hemos de desmontar jurídicamente", propone.

Se muestra también pesimista en sobre el mundo intelectual y de la industria cultural. "Estamos algo peor. La crisis no ha sacudido con tanta violencia a las instituciones culturales, pero ha evidenciado que hay un cambio de modelo en el sector que, si no lo gestionan bien la industria y las autoridades, la crisis lo arrasará y empobrecerá". "Habrá una vulgarización y solo se ofrecerán productos rentables, y se perderá la oportunidad de que un sector aporte valor económico a la sociedad", señala. "Tiene que surgir un nuevo espacio cultural, con nuevos precios, modelos y reglas de juego" concluye un creador apasionado por la red y las tecnologías "que no persigue la criminalización de la sociedad digital" y que con su obra en la red a precio razonable.