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Absuelven al acusado por participar en el asesinato de un joven en Puerto Serrano

El jurado popular lo consideró primero culpable pero la falta de contundencia de los testigos obligó a cambiar el veredicto

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Complicado, largo y duro. Así fue el juicio que esta semana volvía a recordar el asesinato del joven Francisco Barrera en la puerta del colegio San José Artesano, en Puerto Serrano, en octubre de 2006. La vista comenzó el martes y se prolongó durante tres días. Fue la noche del jueves cuando el jurado popular dio su veredicto.

En un primer momento, el jurado consideró culpable al procesado pero la magistrada encargada del caso no encontró la resolución suficientemente fundamentada para proceder a la redacción de la condena. La juez devolvió el veredicto para que se argumentara con más contundencia la decisión en base a las pruebas demostradas en el juicio. Finalmente, el segundo veredicto fue opuesto al primero y el jurado dictaminó –a falta de pruebas concluyentes– la absolución del acusado.

Durante el juicio se cayeron varias de las principales pruebas acusatorias debido a que los testigos se negaron a declarar o cambiaron radicalmente su versión original de los hechos. Según el abogado de la acusación popular –en representación del Ayuntamiento de Puerto Serrano–, Antonio Beardo, «los testigos no fueron contundentes», de ahí el veredicto formulado por el jurado popular. El letrado destacó que «los miembros del jurado entendieron en primer lugar su culpabilidad» pero, obviamente, no se puede condenar a nadie sin pruebas fehacientes.

El caso queda ahora pendiente de que la acusación decida presentar un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Los hechos que se han juzgado esta semana en la sede jerezana de la Audiencia Provincial acabaron con la vida del hombre, de 29 años, en el transcurso de una pelea, al parecer, motivada por el robo de una bicicleta. El procesado era el único de los tres hermanos implicados en el suceso que era mayor de edad. En 2007 uno de los menores, de 17 años, asumió su culpabilidad y fue condenado a cuatro años de internamiento en un centro y dos de libertad vigilada. Además, negó la participación de sus dos familiares.