tres mil años y un día

Cádiz le vuelve la espalda a la inmigración

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Al final resulta que no éramos tan guays. Hasta ahora, la imagen de Cádiz venía siendo la de una provincia acogedora de los extranjeros, fuera cual fuera la calidad de su bolsillo. Pues no. Resulta que Andalucía es la comunidad autónoma donde más rechazo existe ahora ante la inmigración y Cádiz se sitúa a la cabeza de Andalucía. Todo ello a tenor de la encuesta sobre ‘Opiniones y Actitudes de los Andaluces ante la Inmigración’, realizada en su tercera edición durante los meses de enero y febrero de 2010 por el Observatorio Permanente Andaluz de las Migraciones (OPAM) de la Consejería de Empleo de la Junta.

El paro casi endémico, la crisis económica y la falta de pedagogía para contrarrestar el imaginario de quienes culpan a los inmigrantes de los males propios de cada territorio, podrían situarse como las principales causas de ese resultado. ¿Qué hemos hecho mal?, deberían preguntarse las autoridades a tal propósito. Durante años, la provincia gaditana brillaba con luz propia en el mapa de la solidaridad, como demuestran organizaciones no gubernamentales tan arraigadas como Algeciras Acoge, CEAIN o la Pastoral de Migraciones del Obispado de Cádiz que logró movilizar a buena parte de la población para intentar aliviar el drama de las pateras y el Estrecho como formidable fosa común de la inmigración clandestina.

Ahora, un 54,5 por ciento de los andaluces valora negativamente a la inmigración cuando en 2008 tan sólo asumían dicha postura un 35%. En el caso de Cádiz, los encuestados rechazan la presencia de inmigrantes en el mercado laboral con una cota de 49,8 por ciento cuando la media andaluza se sitúa en 45,4. Lo curioso del caso es que nuestra provincia concentra uno de los menores índices de inmigración de este país. De hecho, en las distintas poblaciones gaditanas, se encuentran empadronadas 20.557 personas procedentes de distintos países de la Unión Europea y 22.247 del resto del mundo. De hecho, ocupamos el quinto lugar en cuanto a población extranjera, por detrás de Málaga, Almería, Sevilla y Granada y por delante de Huelva, Córdoba y Jaén.

Algeciras es el municipio de la provincia con mayor número de inmigrantes, con 6.611 personas, seguida por Jerez, con 4.778, según datos de la Subdelegación del Gobierno. Esto es, alrededor del 5 por ciento de la población total en el primer caso y alrededor del 3 por ciento en el segundo. De hecho, el 48 por ciento de la población inmigrante en la provincia se concentra en los siete municipios de la comarca del Campo de Gibraltar, en su mayoría marroquíes pero también hispanoamericanos. Sin embargo, en toda la provincia, el número de trabajadores inmigrantes, excluyendo a sus familiares directos, apenas asciende a 10,749, según cifras de diciembre de 2008, pero sólo 6.783 eran de origen extracomunitarios. El resto, empresarios, jubilados y otro tipo de residentes. Según datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 42.392 extranjeros se encuentran empadronados en la provincia de Cádiz de los que 34.099 son residentes con todas las de la ley. Nada que ver con las provincias que nos adelantan en ese mismo ranking: Málaga, con 204.771 extranjeros, esto es, cinco veces más; seguida por Almería, con 132.217, es decir, más del triple; Sevilla con 72.514 y Granada con 63.560.

¿Dónde están, entonces, esos extranjeros que tanto rechazamos?. En el poniente almeriense, El Ejido registra un porcentaje del 34 por ciento de extranjeros sobre la población total. Una cifra similar a la del municipio malagueño de Fuengirola, aunque su extracción laboral sea bien distinta. En Cádiz capital, ese porcentaje tan sólo alcanza al 1,4 por ciento. Según datos del INE, de los 668.093 extranjeros empadronados en Andalucía a finales de 2008, cuatro de cada diez estaban inscritos en algún municipio malagueño y dos de cada diez en alguna localidad almeriense. Las provincias de Sevilla y Granada acogen, cada una, a un 9 % de la población extranjera asentada en Andalucía, mientras que el 20% restante se encuentra repartido entre Cádiz (7%), Huelva (6%), Córdoba (4%) y Jaén (3%).

La incógnita estriba en saber qué hacer frente a todo ello. Las cifras del paro gaditano son preocupantes pero la inmigración no suele competir en el mismo sector de los trabajadores gaditanos, salvo en las tareas de siembra y recogida de algunos productos, en donde va descendiendo paulatinamente el número de contratos a extranjeros. La consejería de Gobernación lleva a cabo desde hace años la campaña “Un barrio para tod@s” en varias zonas urbanas de Algeciras donde la tasa de inmigración es alta. Hasta ahora no se ha suscitado ningún tipo de incidentes y ni siquiera los autores de la encuesta mencionada consideran remotamente la posibilidad de que ese rechazo sea el germen de una oleada de racismo y de xenofobia. Algo habrá que hacer, sin embargo, para impedirlo. Educación y buenos modales. El paro no lo inventaron los inmigrantes, sino que también lo sufren junto a nosotros.

Quizá, a la hora de buscar culpables, convendría mirar hacia otro lado y especialmente a las cimas del poder. Sería una necedad que los gaditanos que consideren competencia desleal a los extranjeros se limitasen a pelearse con sus vecinos en los suburbios del antiguo estado del bienestar.