gente

Pippa está que lo flipa

Parte de la sociedad británica está enferma, pero de obsesión por la pequeña de los Middleton

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ha dicho el primer ministro Cameron que parte de la sociedad británica está enferma y carece de sentido de la responsabilidad. Le faltó precisar qué parte exactamente, aunque se intuye. Lo malo es que hay otra buena parte de la sociedad británica que también está enferma. De obsesión. Por Pippa Middleton. Y en su caso carece de sentido de la realidad. Exactamente igual que las revueltas callejeras, lo de Pippa también ha trascendido más allá del Reino Unido llegando no solo a Lloret de Mar sino a todo el orbe, donde la cuñadísima de Guillermo de Inglaterra reina ya como el gran icono global. Cuando en su casa le pusieron ese mote (su nombre de pila es Philippa), ya debían de intuir que con el paso del tiempo esta Pippa sería más adictiva que comer pipas o que fumarse una pipa de crack. Cuenta con un club de fans propio desde el mismo día de la boda de su hermana Catalina, una página en Facebook con casi un cuarto de millón de seguidores titulada ‘Sociedad para la apreciación del culo de Pippa Middleton’ (si Darwin levantara la cabeza...) y ahora se acaba de estrenar un documental inspirado en su persona. Se titula ‘Crazy about Pippa’ (‘Locos por Pippa’). Imagino que Philippa debe de estar que lo flipa. Y todo por haber compuesto un papel como dama de honor que dejó pequeño al de Julia Roberts en ‘La boda de mi mejor amigo’. Pippa iba de secundaria a esa ceremonia y terminó (que si quieres arroz, Catalina) de protagonista. El público en su conjunto y sobre todo la parte masculina olvidó pronto a Cenicienta (la novia) para centrarse en Blanca Nieves (la hermana de la novia) y sus seis enanitos haciendo de pajes. Si quieren saber dónde se escondía el séptimo enanito (el más alegre y saltarín de todos) pregúntenle al príncipe Harry.

Gracias a aquella aparición estelar a Pippa le han llovido ofertas de todo tipo. La reclaman desde las pasarelas internacionales, los cursos de verano de El Escorial, el plató de Sálvame, la Bolsa de Nueva York, el programa ‘Redes’ de Punset, el Festival Internacional del Cante de las Minas, la cumbre del G-8 y el yate de Blanca y Borja Thyssen (para que les cuide a los niños). Incluso le han ofrecido un papel en una película porno. Tres millones y medio de euros por fingir cuatro jadeos... E inexplicablemente ha dicho que no. Solo ella sabe a dónde va (siempre deprisa y con un bolso bastante más disuasorio que el de la reina Isabel). Puede que esté más harta de la explotación universal de su imagen que los herederos de Cantinflas, o puede que por el contrario disfrute íntimamente de esta notoriedad global absolutamente inesperada e inmerecida. Pero, como dijo Cameron, en una sociedad como la británica, carente por completo de valores, Pippa es la demostración de que el futuro está en... Ser una tía buena.