vuelta de hoja

Juicios temerarios

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No iban desencaminados aquellos ilustres antecesores que creían que las leyes humanas son hijas de la cólera y del miedo. La Justicia es de linaje divino y pedir que habite entre nosotros es muchos pedir. Ahora se le ha levantado el arresto domiciliario al denostado Strauss-Kahn, ya que el fiscal pone en duda la credibilidad de la acusadora. La camarera del hotel de Manhattan que le acusó de agresión sexual puede estar vinculada al tráfico de droga y al blanqueo de dinero. Se deduce que para culpar a alguien es conveniente tener pasado absolutamente limpio de toda culpa. En caso de que se compruebe su inocencia, ¿quién resarce al dimitido director del Fondo Monetario Internacional? ¿Y quién le compensa a nuestro gran ciclista Contador del acoso de la opinión pública francesa? Ha sido maltratado y humillado y tiene que correr mucho para alejarse de quienes le denigran.

Restituirle el honor a cualquier persona es algo más laborioso que quitárselo. Por mucho que se limpie no queda igual después de pasar por el tinte. Veremos a ver cómo acaba el de Teddy Bautista después de ser acusado de presunta apropiación indebida y desviación de fondos de la Sociedad de Autores. Según el gran Jardiel Poncela, al honor, como al tambor, se le pone un parche y suena mejor. No siempre es así. Las denuncias tienen más morbosos lectores que las absoluciones, del mismo modo que los casos resonantes, por la notoriedad de sus protagonistas, salen siempre en portada y no en las páginas de sucesos.

Por el método del llamado 'alunizaje', empotrando un coche en una óptica, han robado 15.000 euros en gafas en una óptica de Madrid. Muchos clientes necesitan los ladrones. Algunos clásicos disculparon a quienes «por no tener» se mantenían con «oficios indebidos». Lo que reclama la actualidad, que nunca está ahíta de novedades, es que los inculpados sean conocidos. Si son personas corrientes no interesa.