pan y circo

Nostalgia

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Con el fin de contrarrestar esos amargos sentimientos de frustración generados por los últimos fracasos deportivos y económicos del club amarillo, me estoy dedicando a activar el recuerdo de esos protagonistas que, en tiempos no demasiado lejanos, contribuyeron a mantener vivas nuestras ilusiones. Traigo a la memoria a aquellos presidentes ‘ascensores’ y me acuerdo del apasionado, fervoroso e impulsivo Manuel de Diego y del laborioso, sufridor y tenaz Manuel de Irigoyen. También tengo muy presente a Antonio Tocino, ‘Rovira’, el veterano y paternal masajista de la escuadra gaditana; evoco la figura de Alfonso Torrejón Jurado, ese hombre bueno que se forjó merecidamente el sobrenombre de ‘El Fiebre’, tras vivir durante setenta años en plena sintonía con los avatares del equipo de su alma. Pero tampoco me olvido de Alfonso Vargas, entrenador, cronista y servidor de su club; y, por supuesto, rememoro a Pascual García de Quirós y Caballero, ‘Macarty’, la figura popular de Macarty, cadista, carnavalero, cofradiero y caletero, que -¿recuerdan?- constituía uno de los actores más representativos de nuestra comedia local. Vamos a ver si, mediante la invocación de estos entusiastas defensores, renacen las esperanzas de que, con modestia, con trabajo y mucho sacrificio y esfuerzo, el Cádiz Club de Fútbol vuelva a ser de nuevo ese equipo animoso y peleón que, con pasos cortos pero bien asentados en su suelo, vaya creciendo y proporcionándonos alegrías compartidas en los próximos tiempos. Ojalá que se hagan las cosas con buena letra y sentido común, para que a partir de la próxima temporada liguera podamos ilusionarnos de nuevo, mirando hacia arriba, en vez de asustarnos contemplando, como la temporada que ya ha finalizado, la profundidad del precipicio.