tribuna de opinión

Andalucía sigue esperando

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Hace solo unos días que la memoria colectiva se ha llenado de imágenes que nadie hubiera querido tener que revisar. No tener que hacerlo porque nunca nos merecimos que nadie, aunque fuera un intento y durara unas horas, pusiera a prueba si la Democracia que había llegado, lo había hecho para quedarse. Todas las anécdotas comienzan por rememorar lo que andábamos haciendo cuando el 23 de febrero de 1981, un Congreso de los Diputados estaba votando la investidura de un presidente.

De entre todas las personas que estaban entonces en la Cámara Baja, voy a centrar la atención en los diputados del Grupo Parlamentario Andalucista. 30 años atrás, en Madrid, sonaba la voz de nuestro pueblo. Para quienes están en la veintena y tal vez también, para quienes el paso de los años les ha relegado el recuerdo al fondo de la memoria, déjenme que lo repita: la voz de nuestro pueblo. Siento, como seguramente usted, un amor profundo por mi tierra. Creo que está plagada de rincones con una historia que la hace grande y por gente que sabe sacarle a la vida todo su jugo. No son aires de superioridad; respeto igualmente la pasión que pueda despertar a otros Zamora o Alicante, yo solo describo lo que veo y palpo, actúo de notario. Pero volviendo al Congreso, allí tuvimos ocasión de escribir otra página de la historia política de nuestro tiempo.

La fuerza del andalucismo dicen algunos que se diluye en un pueblo que se siente unido pero que no tiene conciencia de ello. Algo así como un sentimiento que después no se materializa. Durante un tiempo, hasta yo me lo creí. He estado vinculado al andalucismo desde el momento en que adquirí la suficiente madurez como para preguntarme cuál era el futuro que deseaba para mí y la gente más próxima. La respuesta la hallé en muchos de los rostros que me he ido encontrado a lo largo de tantos años. Soñamos con un futuro que no se parezca al presente. Un día en el que la realidad de tantas familias no pase por hacer la maleta para encontrar la oportunidad de “gozar” de un trabajo. Un día en el que dejemos de toparnos con escalones tan altos, con marcadores que hacen evidentes las diferencias sociales. Tenemos una brillante sanidad y una educación que revienta encuestas. La primera afirmación no la pongo en duda, tiene el mejor activo que pueda tener una empresa a su favor, su capital humano que, de verdad, es brillante. Pero lo sería más, si trabajara en otras condiciones y si las infraestructuras acompañaran. Tenemos centros punteros en investigación científica y a pocos- o muchos kilómetros, centros de atención primaria colapsados. En el caso de la educación, he llegado a oír que la clave de los malos resultados del informe Pisa- en el que nuestros hijos son los que salen en la foto, pero los que se retratan son otros- es que se dedica a evaluar “qué saben hacer los estudiantes con lo que saben”. Bien, sigan mirando para otro lado en la Consejería de Educación que a lo mejor alguien descubre donde está el interruptor de la luz y dejan de encender velas.

El año que viene, otro aniversario. El de los 30 años de la constitución del primer Parlamento de Andalucía, un cumpleaños que nos llenará de emoción. Nuestra andadura en la Democracia ha asentado las bases de nuestro autogobierno. Otras imágenes para la historia. Pero mientras, no hagamos que Andalucía siga esperando.

Antonio Jesús Ruiz Aguilar, candidato a la Alcaldía PA