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Día de perros

Ayer fue la peor jornada del año, según la fórmula creada por el discutido psicólogo galés Cliff Arnall

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A l psicólogo galés Cliff Arnall le gustan las fórmulas, pero le aburren las matemáticas. Quizá por eso, en lugar de dedicar su vida a resolver cosas tan abstractas y retorcidas como la conjetura de Poincaré, ha decidido convertir las inquietudes humanas más triviales en ecuaciones. De momento, su inusual creatividad le ha valido los honores de la prensa popular inglesa (el ‘Sun’ o el ‘Daily Mail’ se lo rifan) y el pitorreo general de la comunidad científica, que tacha a Cliff Arnall de codicioso vendehumos. El terapeuta galés, inasequible al desaliento, ya ha reducido a fórmulas, con sus numeritos, sus multiplicaciones y sus equis, tres momentos claves en la existencia de toda persona: el día más triste del año, el más alegre y la elección del mejor regalo navideño.

Según las investigaciones de Arnall, miembro de la Sociedad Británica de Hipnosis Clínica y Académica, ayer fue la jornada más deprimente del año 2011. Para calcular el día exacto, el psicólogo aliñó una ensalada de signos que contemplaba el tiempo atmosférico, la distancia con las Navidades y hasta el trágico final de los buenos propósitos de Año Nuevo. Pero ni siquiera sus seguidores se ponen de acuerdo: unos aseguran que esa fecha coincide siempre con el tercer lunes del mes enero (este año cayó el 17) y otros juran que no hay jornada más melancólica que el 24.

Sea como sea, hay que reconocer que Cliff Arnall tiene buen ojo para identificar las debilidades humanas. Una agencia de viajes (Sky Travel) patrocinó la búsqueda del día más triste del año y una cadena de juguetes pagó la fórmula sobre el regalo navideño ideal. Arnall no lo niega, pero puntualiza que tampoco se ha hecho rico con su álgebra vaporoso. Confiesa que sus ganancias apenas han superado las 1.650 libras esterlinas (unos 2.000 euros) y se queja de la maledicencia de sus adversarios: «Incluso había quien decía que me había comprado una mansión enorme con todo esto». Para contraatacar, el psicólogo galés, exprofesor de la Universidad de Cardiff, defiende que bajo la aparente inanidad de sus fórmulas yace un amplio y esforzado trabajo de campo, con miles y miles de entrevistas personales: «Después del entusiasmo del Año Nuevo y de la excitación que produce abrir un nuevo calendario, la realidad comienza a imponerse.Y todo eso coincide con la llegada de borrascas y con la obligación de hacer frente a los gastos de Navidad».

«Úselo como trampolín»

Cliff Arnall publicó originalmente en 2005 su ecuación para encontrar el día más atroz del año. Desde entonces, cada vez que se acerca el tercer lunes de enero, los periódicos airean el presunto descubrimiento, que ya empieza a convertirse en popular, por lo menos en el Reino Unido. El llamado ‘Blue Monday’ (lunes triste) ha inspirado una comedia musical, una campaña de publicidad e incluso el lanzamiento de un Día Internacional del Optimismo, según revela el ‘Daily Telegraph’.

Sin embargo, ahora que su fórmula comienza a extenderse, Arnall admite que «no es demasiado útil», porque se convierte en una «profecía autocumplida». El psicólogo galés invita, eso sí, a tomar el 17 (o el 24) de enero como punto de apoyo para «mirar nuestras vidas con perspectiva». «Estoy satisfecho con el impacto que ha tenido si esto sirve para que la gente hable más sobre la depresión y sobre cómo se siente», explica. Es más, Cliff Arnall invita a sus lectores a que «refuten la idea de que existe un día especialmente triste y usen esa jornada como un trampolín para conseguir las cosas que realmente importan». El terapeuta galés organiza cursos bajo el lema ‘No pills’ (‘Sin píldoras’), en los que intenta desvelar, ahora ya sin simbolitos matemáticos, el secreto de la auténtica felicidad: «Veo a muchos clientes que están hartos de sus vidas materialistas. Intentan competir con sus vecinos y olvidan cuáles son las cosas importantes».

En el fondo, lo único que Arnall ha hecho es, con mayor o menor gracia, convertir en ecuación la tradicional ‘cuesta de enero’. A medida que el mes toca a su fin, el compulsivo comprador navideño descubre con horror que el banco está a punto de pasarle los cargos de la tarjeta Visa. Pero la fórmula de Arnall tiene, incluso a simple vista, muchos fallos. Peca, por ejemplo, de un localismo extremo: el tiempo en Gran Bretaña es habitualmente terrible y en estas fechas alcanza proporciones de pesadilla; pero en Canarias no tienen tantos motivos meteorológicos para sentir la extrema melancolía de un lunes de enero. Y menos aún en Buenos Aires, donde ayer los termómetros no bajaron de los 30 grados. Los científicos, más puntillosos, se ceban con los aspectos más subjetivos de las investigaciones de Arnall: «¿Y en qué se mide la motivación? ¿En grados Celsius o Kelvin?», le replican.

Al menos, según el discutido psicólogo galés, lo peor ya ha pasado. A partir de ahora, casi sin darnos cuenta, iremos arrancando hojas del calendario hasta llegar al 19 de junio. Entonces, justo en la frontera entre la primavera y el verano, llegará el día más alegre del año. Lo patrocina una marca de helados.