suplemento V

Celdas perpetuas

Dos terroristas y tres asesinos de menores son los otros reclusos con más años entre rejas. Reformas legales como la 'doctrina Parot' los mantienen a buen recaudo

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A Íñigo se le vino el mundo encima el día que supo que salía en libertad condicional. Para cualquier otro preso hubiera sido la luz al final del túnel. Para él fue verse sumergido en un oscuro pozo. Íñigo renunció a su libertad condicional (un derecho que poseen los internos) y siguió entre rejas. Nada ni nadie esperaban fuera al homicida confeso. Pasó 26 años recluido. Y murió, ya anciano, en su celda. «La cárcel era su único hogar». Lo recuerda Nahum Álvarez, ex director de la prisión de Granada, donde cumplió su condena Íñigo, una identidad ficticia para un interno de vida y nombre ya olvidados...

La suya es sólo uno de las historias de presos perpetuos de la crónica penitenciaria española. Hoy también las hay. El caso de Montes Neiro es peculiar no sólo por ser el preso que más tiempo lleva a la sombra en España. Él no mató a nadie. Los otros cinco, sí. Dos terroristas y tres homicidas de menores que llevan casi media vida en el presidio.

Hace 30 años que José María Sagardui 'Gatza' (Amorebieta, 1958) purga sus crímenes. Si se cumplen los rumores (Instituciones Penitenciarias ni los confirma ni los desmiente) saldrá de la prisión de Jaén en abril. El preso que de manera ininterrumpida más tiempo ha estado entre rejas se convertirá entonces en el primer etarra en cumplir íntegramente su condena. 'Gatza' empezó a darle al gatillo con sólo 20 años. Entre noviembre y diciembre de 1978 asesinó al carpintero Juan Cruz Hurtado en la barra de un bar de Gernika y a José María Arrizabalaga, jefe de las Juventudes Tradicionalistas de Vizcaya, en Ondarroa. Rozó la libertad durante un intento de fuga de la cárcel de Granada en 1993. Pero lo único que hizo fue prolongar su reclusión.

La aplicación de la doctrina Parot (reducción de pena sobre cada condena individual y no sobre los 30 años máximos de encarcelamiento legal) impidió que 'Gatza' saliera libre en 2009. Lo mismo pasó con el miembro de los Grapo Xaime Simón Quintela (Vigo, 1960), preso en Sevilla II y que no pisa la calle desde hace 26 años. En 1984 mató al industrial Manuel Quintana en Madrid.

Los otros tres veteranos de la 'trena' española tienen un sangriento nexo: todos mataron y violaron a menores. El 'violador del ascensor' es uno de ellos. Pedro Luis Gallego (Valladolid, 1959) mató a la adolescente Leticia Lebrato de 11 puñaladas y a la joven estudiante de Periodismo Marta Obregón entre 1992 y 1993. Aprovechaba su trabajo como mecánico de ascensores para asaltar a sus víctimas. Cometió 18 violaciones por las que aún está recluido (desde hace 18 años) en la cárcel de Texeiro.

El tiempo demostró que Juan Valentín Tejero jamás debió salir de prisión. En 1992 aprovechó un permiso penitenciario para violar y matar a la niña de 9 años Olga Sangrador en Valladolid. El asesino lleva 18 años preso. Ahora, en Herrera de la Mancha y bajo el nombre de Benedicto, la única forma de evitar ser ajusticiado por otros reclusos. Ni los presos toleran a los violadores...

El último nombre es historia viva de la crónica negra. Miguel Ricart Tárrega (Catarroja, Valencia, 1969) mató en 1992, junto al 'fantasma' Antonio Anglés, a Toñi, Míriam y Desirée, las tres niñas de Alcàsser. Desde un año después no ha vuelto a pisar la calle. Y el Supremo acaba de certificar que no lo hará hasta 2023.