Boselli adelantó a los argentinos al adelantarse a la defensa española y cabecear a gol./REUTERS
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El Barça cierra el pleno

El equipo argentino se ha adelantado en el marcador con un buen remate de cabeza de Boselli en la primera parte. Pedrito ha consigue el empate con un remate de cabeza en el último minuto y Messi ha anotado en la segunda parte de la prórroga

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El Barça completó su año redondo adjudicándose el Mundial de clubestáculo futbolístico, pero con la épica de la semifinal de la 'Champions' ante el Chelsea, cuando Iniesta marcó en el tiempo de descuento. En esta ocasión fue Pedro, encumbrado como ídolo, quien se disfrazó de centrocampista de Fuentealbilla para llevar el partido a la prórroga en el minuto 89. Y Messi sentenció en la prolongación, allá por el 110, con un remate inteligente con el escudo.

Mauro Boselli, un delantero argentino que pasó por el filial del Málaga en la temporada 2005-06 antes de volver a Boca porque nadie se decidió a ejecutar la opción de compra, puso cuesta arriba la final para el Barça al rematar de forma impecable con la cabeza un buen centro de Díaz en el minuto 37. El goleador de Estudiantes ganó la espalda a Puyol y se anticipó a Abidal flirteando con el fuera de juego, posiblemente en posición antirreglamentaria, pero para ese momento del partido el mexicano Benito Armando Archundia ya había evidenciado que para él ser un buen árbitro significa ser más severo con el club más poderoso, algo así como demostrar al mundo que tiene carácter.

ólo así se entiende que no señalara el claro penalti del portero de Estudiantes, Albil, a Xavi en el minuto 33, en la línea de la tarjeta amarilla que mostró a Messi en el minuto 23 por fingir una falta cuando estaba saltando para evitar la pierna de un rival. Ya le pasó lo mismo a Alves al principio, aunque sin amonestación.

Aunque Archundia condicionó el juego del Barça, los de Guardiola tampoco encontraron el ritmo adecuado en ningún momento. No ayudó el césped alto, lento y seco, maltratado porque dos horas antes se jugó de forma absurda el tercer y cuarto puesto que se llevó por penaltis (1-1) el Pohang Steelers de Corea del Sur ante el Atlante mexicano. Añoró a Iniesta porque Xavi estuvo demasiado solo en la dirección. Y echó de menos la inspiración de Messi, definitivamente cohibido cuando el futbolista argentino está por el medio. Xavi, además, se equivocó en el minuto 8 al buscar un pase atrás cuando estaba ya en el mano a mano ante Albil. En una final no se puede perdonar.

La varita de Pedro

Guardiola lo vio tan complicado en el descanso que se la jugó con un cambio que en otro equipo sería casi suicida. Dio entrada a un delantero, Pedro, por un centrocampista, Keita, con lo que el Barça pasó a jugar con una especie de 4-2-4, con libertad total de movimientos para Messi en la media punta.

El factor sorpresa funcionó ante un Estudiantes muy ordenado donde su técnico, Alejandro Sabella, confirmó que lo tenía todo muy bien estudiado con un disciplinado y ordenado 5-4-1. Pero la entrada de Pedro le despistó. El Barça, por lo menos, comenzó a llegar con algo más de peligro e insistencia. Cruzó demasiado Ibrahimovic un zurdazo y Pedro no llegó por milímetros a un buen pase de Henry, resucitado en el inicio de la segunda mitad tras una horrorosa primera parte. Pero el gol seguía sin llegar.

Con Estudiantes ya encerrado en su campo de forma descarada, volvió a rozar el gol Pedro tras una brillante acción personal, pero Albil despejó con el pie. Lo buscó Piqué sin ángulo en una jugada de estrategia y perdonó Ibrahimovic en un cabezazo que parecía sencillo. Nada que hacer.

Guardiola, desesperado, recurrió en los últimos minutos al empuje de Touré y a un extremo rápido como Jeffren. Lo intentaron, pero faltaba el gol milagroso de Iniesta en Stamford Bridge. Hasta que a un minuto del final apareció Pedro, elegido por el destino esta temporada, para cabecear a la red con inteligencia, sobre Albil, una prolongación con la cabeza de Piqué en un balón sin aparente peligro. A la prórroga.

Estudiantes estaba fundido. Verón, con calambres. Clemente, incapaz de frenar a Jeffren, que se le fue una y otra por la banda en la prórroga. Apareció Messi, aprovechándose del cansancio de su marcador, Braña, para crear dos ocasiones sin fortuna. Tampoco era el día de Ibrahimovic en el remate. El Barça ya era muy superior.

Sólo faltaba la puntilla. Y la puso Messi con un remate de 'crack', con el pecho, con el corazón, con el escudo. Leyó el centro de Alves en el comienzo de la segunda parte de la prórroga y no quiso rematar con la cabeza, sino asegurando. Y le salió bien para hacer al Barça campeón del mundo. El último cabezazo de Desábato se marchó rozando el poste para añadir más épica todavía.