La investigación de la Guardia Civil acumula indicios que descartan el atentado en Leitza

La investigación de la Guardia Civil sobre el suceso de esta madrugada en la localidad navarra de Leitza, donde un agente ha resultado herido de bala, acumula cada vez más indicios que hacen descartar la hipótesis del atentado. Fuentes de la lucha antiterrorista han precisado que aunque la investigación continúa abierta, toma fuerza la posibilidad de que se trate de un montaje creado por el propio agente, ya que se ha constatado que la munición encontrada en el lugar de los hechos es la habitual en la Guardia Civil y no en ETA.

Además, lo que en un principio se pensó que era un lanzagranadas, hallado a unos cien metros de la casa cuartel del municipio, es un tubo de PVC que trata de simular los artefactos que ha empleado ETA en alguna ocasión para atacar edificios militares. No cuenta con ninguno de los dispositivos que suelen contener estas armas. También se ha confirmado que el disparo recibido por el agente fue efectuado a tan sólo un metro de distancia y que el tiro detectado en su chaleco antibalas no le ha dejado en el tórax el inevitable hematoma que produce este tipo de impactos.

Disparo a un metro de distancia

El guardia civil, de 34 años, origen malagueño y con las iniciales S.M.O., sufre una herida de bala en el antebrazo izquierdo y permanece ingresado en el Hospital de Navarra en un estado "menos grave" tras la operación quirúrgica a la que ha sido sometido por una fractura de cúbito.

Los datos que va desprendiendo la investigación chocan con el testimonio del propio agente, que ha detallado que el ataque a tiros en el que resultó herido se produjo sobre las 3.30 horas, cuando uno o varios terroristas se disponían a colocar un artefacto en la casa cuartel y fueron sorprendidos por el guardia civil, que se encontraba de guardia en las instalaciones. El agente intentó identificarlos y, según ha explicado, fue en ese momento cuando se produjo el tiroteo.

A raíz de los disparos la casa cuartel ha permanecido acordonada durante horas por los agentes, que han establecido una zona de seguridad a unos veinte metros de distancia del edificio, un caserío denominado 'Casa Maxurrenea' que está ubicado dentro del caso urbano del pueblo, situado a 46 kilómetros de Pamplona. De forma paralela, equipos de la Benemérita han rastrado con perros un monte cercano sin encontrar indicios de los supuestos terroristas, sólo ese tubo de PVC que simula ser un lanzagranadas.