Joseba Urrusolo Sistiaga. / Archivo
terrorismo

Los presos Urrosolo Sistiaga y Guisasola piden al entorno de Batasuna que plantee el fin de la lucha armada

"Si lo que queda de ETA sigue como hasta ahora, es a la izquierda abertzale a quien corresponde convencer o imponerse de facto"

BILBAO Actualizado: Guardar
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Los ex militantes históricos de ETA Joseba Urrosolo Sistiaga y Carmen Guisasola, ambos presos en la cárcel zaragozana de Zuera, consideran en un escrito enviado a medios de comunicación vinculados al ámbito nacionalista vasco que "el primer paso" que debe plantear la izquierda abertzale es "el fin de la lucha armada, que es la llave que hay que girar para abrir una nueva etapa". Ambos reclusos mantienen desde hace tiempo posturas críticas con la estrategia oficial de ETA.

En la carta, que no ha aparecido publicada en Gara, se refieren a la reciente propuesta de la izquierda abertzale y afirman que "se intuye lo que quieren decir, pero no se plantea claramente". Los dos internos hacen un llamamiento a la base social de esta ideología "a que se pronuncien" e instan a "los que permanecen callados porque hasta ahora era difícil mantener posturas críticas a que planteen claramente lo que piensan".

"No terminemos dejando a unos pocos que sigan pidiendo más madera", dicen y añaden que "si lo que queda de ETA sigue como hasta ahora, es a la izquierda abertzale a quien corresponde convencer o imponerse de facto", porque en caso contrario "unos pocos volverán a imponer su criterio a todos los demás". Aseguran también que en las cárceles "hay muchos presos que piensan como nosotros, a pesar de que unos pocos transmitan otro discurso en nombre de todos".

Cambio de ciclo y estrategia

En la misiva, los dos reclusos -que fueron expulsados de ETA y, posteriormente, ellos mismos se desvincularon del 'Colectivo de Presos Políticos Vascos' (EPPK)-, señalan que "hace cinco años muchos" pensaban "que aquel proceso de paz que se iniciaba iba a ser ya el definitivo". "Nos equivocamos al pensar que la actitud que algunos aún mantenían en cuanto a la lucha armada y la kale borroka no podrían impedirlo".

Por ello, consideran que "esta vez no puede volver a ocurrir lo mismo". "Ahora que, por fin, se plantea el debate sobre el cambio de ciclo y de estrategia, conviene recordar que durante el proceso de Loyola, tanto la mayoría de la base social de la izquierda abertzale, la mayoría de los presos y hasta la Mesa Nacional de Batasuna, estaban deseando que dicho proceso fuera irreversible".

Tras precisar que, "en realidad, fueron sólo unos pocos en ETA y otros pocos desde algunos aparatos de la izquierda abertzale quienes se empeñaron en seguir con la lucha armada", dicen que "ahora unos andan empeñados en proponer un cambio de ciclo sabiendo, deseando y planteando en privado que esto sólo será posible sin la lucha armada, mientras que los otros siguen manteniendo que van a seguir practicándola". "Las dos posturas, no sólo son incompatibles, sino que están enfrentadas", aseguran.

Decisiones de peso

Asimismo, consideran que al decir que hay que 'tomar decisiones de peso y con decisión' "se está tratando de decir que hay que tomar la decisión de terminar con la lucha armada", y que, al proponer que 'no hay otras garantías que la acumulación de fuerzas, el cambio de la relación de fuerzas y la construcción nacional' "se está planteando que ETA no tendrá ese papel de garante que hasta ahora se suponía".

"Cuando se plantean los cuatro pasos a dar hay que decir que no son cuatro pasos, sino cinco. Porque falta por mencionar el que se sobreentiende: el primero, y que es, precisamente, el fin de la lucha armada el primer paso que hay que plantear, el tema central, la llave que hay que girar para abrir una nueva etapa y empezar a solucionar los problemas", destacan.

Por ello, creen que "no se puede seguir planteando vaguedades como que el cambio de ciclo se hará sobre unas bases democráticas previas o que, para ello, es necesario el compromiso previo de otros sectores políticos".

"Lo previo, para que otros compartan compromisos a nivel político, es la garantía del fin de la lucha armada. ¿Por qué no se plantea de una vez cómo y cuándo se va a cerrar el ciclo de la lucha armada y abrir una nueva etapa exclusivamente política?. Pensamos que eso se tiene que hacer desde ya mismo, conscientes de que se tenía que haber hecho hace años y que dejarlo para más tarde, a unos meses de las elecciones, sonará a electoralismo y no tendrá credibilidad", añadió.

Sin continuidad en los puestos de responsabilidad

A su juicio, "lo deseable sería que ETA decidiera el cierre de la lucha armada", y consideran que el problema es que en la banda "no ha habido continuidad en los puestos de responsabilidad como ocurría en el IRA, donde la misma gente que comenzó a utilizar la lucha armada en los 60-70, con la experiencia que tenían, fueron los que decidieron y se comprometieron a terminar con la etapa militar y pasar a otra exclusivamente política".

En este sentido, señalan que, "si en lo que queda de ETA siguen como hasta ahora, a la izquierda abertzale le corresponde plantearlo claramente, convenciendo a los que tengan que convencer o imponiéndose de facto".

A su juicio, esta situación es "posible y preferible a que otros sigan imponiéndose y acumulando más frustración porque, si el tren por el cambio de ciclo se queda otra vez a medias, el otro, aunque renqueante, destartalado y sin llevar a ninguna parte, seguirá adelante y unos pocos volverán a imponer su criterio a todos los demás".

"Si el tren por el cambio de ciclo sigue adelante con decisión y con la responsabilidad que le corresponde, el otro tren se apartará y se sumará como otro vagón más", dijo.

Asimismo, destacan que, "si hubiera choque, ocurriría como en Irlanda: la inmensa mayoría de los que han representado la militancia de ETA, de la izquierda abertzale y la inmensa mayoría de los presos, se posicionaría por el cambio de ciclo y sólo una minoría estaría tentada por continuar como hasta ahora; algo preferible, en todo caso, a que sea ésta minoría la que arrastre a todos los demás".

"Hay que decir también que, si bien la decisión de lo que queda de ETA de dejar la actividad armada es necesaria, tampoco es suficiente a estas alturas para crear en la sociedad las condiciones, la credibilidad y la ilusión para afrontar una solución acordada", aseveran.