Un gaitero durante la inauguración de un parque eólico, una de las grandes apuestas del Gobierno escocés, en las afueras de Glasgow. / AP
MUNDO

Escocia mide sus ansias soberanistas

El Gobierno regional pretende que el próximo año se decida en referéndum entre más poderes o independencia empleando argumentos económicos

CORRESPONSAL. LONDRES Actualizado: Guardar
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El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, presentará el próximo 30 de noviembre, coincidiendo con el día de San Andrés -fiesta nacional escocesa-, el Libro Blanco que incluirá la propuesta de preguntas para celebrar un referéndum sobre la independencia escocesa, que su Gobierno pretende convocar el año que viene.

El Libro Blanco se presenta como la conclusión de un proceso de reuniones públicas en locales municipales y de debates en Internet bajo el título de Conversación Nacional. El jefe del Gobierno autonómico confirmó ayer, en un encuentro con la prensa extranjera en Londres, que la pregunta incluirá las opciones de más poderes o independencia.

Aclaró que su intención «no es argumentar la independencia como una abstracción, sino con argumentos económicos o sobre nuestro poder para hacer frente el cambio climático». Esas cuestiones fueron las que formaron el nudo de su exposición y a las que retornó una y otra vez en cada una de sus respuestas.

La crisis financiera se ha cebado en bancos escoceses. Royal Bank of Scotland, que antes de la crisis se había convertido en la décima mayor empresa del mundo, es ahora un banco en el que el Gobierno británico es accionista mayoritario tras la inyección de fondos el pasado otoño. HBOS, que en sus siglas contiene la marca histórica del Banco de Escocia, tuvo que ser absorbido por Lloyds. Pero Salmond cree que un Gobierno escocés independiente -en la actualidad tiene una muy limitada autonomía fiscal- habría estado en condiciones de capitalizar los bancos durante lo peor de la crisis y piensa que, con el precio actual de las acciones de los bancos, el Tesoro británico puede estar ya en una posición de beneficio.

El ministro principal afirmó ayer que la reciente decisión de la gran cadena de supermercados Tesco de establecer la sede de su banca al detalle en Edimburgo, y otras nuevas iniciativas que anunció para el futuro inmediato, demostrarían que Escocia seguirá teniendo un sector financiero vigoroso en la escala europea e internacional.

Pero Escocia no tiene los poderes para responder a la crisis financiera ni la capacidad de regulación de la banca ni la recaudatoria o de gasto para hacer frente a la recesión. En ese sentido, Salmond calificó como «locura» la idea de los conservadores de David Cameron de recortar ahora el gasto público. Y ésa podría ser la política del próximo Gobierno británico.

Energía

La energía ha sido un campo de batalla de los independentistas escoceses desde hace décadas. Han criticado insistentemente que la explotación de los pozos petrolíferos del mar del Norte no ha beneficiado a la región como ha ocurrido, es el caso de Noruega, en pequeños países independientes. Pero el sector sigue siendo un argumento de Salmond.

«Las reservas actuales de gas hacen que Escocia produzca seis veces más energía de lo que necesita en los próximos años y aún hay veinte depósitos sin explotar», dijo el ministro principal, que subrayó la colaboración de su Gobierno con el de Noruega para la creación de una gran red en el mar del Norte que explote la capacidad de generación de energía eólica y marina.

Salmond destacó que su Gobierno no tiene, en la estructura actual de fiscalidad británica, la capacidad de grandes inversiones de capital, que no tiene competencia sobre la red de ferrocarriles, en la que habría que invertir para distribuir energía, y que, a pesar de que ha aprobado «la legislación más ambiciosa del mundo» sobre nuevas energías y cambio climático, su Gobierno no puede acudir a la próxima cumbre de Copenhague. Londres ha sugerido que sea representado por un funcionario.

«Los pequeños países no han sufrido más que los grandes en esta crisis», dijo Salmond, salvando los casos de Irlanda e Islandia. Ofrece los ejemplos de Noruega, Suecia o Austria para su propuesta de independencia, que tiene que salvar primero los obstáculos de la política.