El trabajador, frente a la puerta de Urgencias en el Hospital Puerta del Mar./ ÓSCAR CHAMORRO
Ciudadanos

«Me dio tanta rabia que puse la denuncia enseguida»

El celador Vicente Millán fue atacad0 por una paciente a la que

CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Me escapé de los mordiscos, pero no pude esquivar el arañazo». Vicente Millán, celador del Puerta del Mar, sonríe ahora al recordar el episodio. De aquello han pasado ya tres años cuando a la puerta de Urgencias del Hospital de Cádiz llegó una chica muy nerviosa que acababa de sufrir un accidente. «En principio no parecía grave, pero en cuanto comenzamos a atenderla no paró de atacarnos», explica el profesional.

Entre amenazas e insultos la joven terminó agrediendo al celador que no se lo pensó dos veces y decidió poner la denuncia que ha terminado en los tribunales. El fallo le ha dado la razón y ha condenado a la paciente a un año de cárcel por agresión a un funcionario público, lo que ya es considerado como delito.

Victoria

La decisión judicial ha supuesto una gran satisfacción para el celador, que no las tenía todas consigo. «La defensa de la chica argumentó que estaba bajo los efectos de un narcótico, pero no se sostenía, porque es imposible estar sedada y provocar un ataque», explica. No así, considera muy leve la pena. «Al no tener antecedentes pagará sólo una multa».

Vicente Millán recuerda que todo sucedió en cuestión de segundos y nada más producirse el ataque pensó en tomar medidas. «La estaba intentando ayudar y me dio tanta rabia que puse la denuncia enseguida». Cuando comenzó a pedir el contacto de los compañeros que habían sido testigos, la respuesta fue casi unánime: «para qué molestarte, al final cae en saco roto». Al tiempo le tocó pedir una baja por el estrés que estaba agravando su problema de hipertensión y ahora tiene solicitado un traslado a otro servicio menos conflictivo.

«El problema no es que se produzca una agresión puntual, sino que cada día convivimos con insultos y amenazas», explica. En su caso procura darle poca importancia y evita la confrontación, pero hay situaciones en las que le resulta inevitable. «Los usuarios pasean por Urgencias como si fuera un ambulatorio y tenemos que sacar a gente de quirófanos y áreas restringidas casi a diario», añade. «Quizá si contáramos con más personal se podría hacer una buena vigilancia, pero la falta de gente y de coordinación provoca situaciones límite».