El realizador Michael Haneke posa con los jóvenes actores que conforman el reparto de su nueva película./ AFP
Sociedad

Michael Haneke presenta en Cannes una parábola sobre los peligros del totalitarismo

'La cinta blanca' está ambientada en la Europa previa a la Primera Guerra Mundial

| COLPISA. CANNES Actualizado: Guardar
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El escritor y cineasta austriaco Michael Haneke ha entrado en la competición de la 62 edición del Festival Cannes con La cinta blanca en la que a través de unos extraños sucesos que tienen lugar en una pequeña aldea alemana antes de la Primera Guerra Mundial realiza una inquietante parábola sobre un mundo que entraba en descomposición y enfrentamientos. Rodada en blanco y negro con protagonismo de Christian Friedel, Leonie Benesch, Ulrich Tukur y Ursina Lardi, el realizador muestra como unos raros hechos van a turbar la paz de un tranquilo pueblo alemán, justo antes de la primera gran contienda mudial. Unos desconocidos han puesto un cable para hacer que el médico y su caballo se caigan, han prendido fuego a un granero, dos niños han sido secuestrados y torturados...

El profesor del colegio es testigo de estos inquietantes sucesos y empieza a atar cabos para descubrir la increíble verdad. Haneke, director de títulos como La pianista, tras filmar en Estados Unidos un remake de su propia película Funny Games, ha regresado a Europa, en este caso al norte de Alemania, para rodar esta historia. Pese a una leve intriga, Haneke pone mucho más el acento en mostrar una visión social y en parte costumbrista de una remota aldea en la que un grupo de niños tendrá la clave de los hechos.

La película fue aplaudida sin excesivo entusiasmo, y no es una de las habituales historias impactantes de este director, sino que lo que ha buscado sobre todo es diseccionar poco a poco las relaciones entre los distintos personajes de ese microcosmos.»Mi primera intención al hacer esta película fue penetrar en un grupo de niños a los que les inculcan valores totalitarios», comentó Haneke tras la proyección. «A los niños de aquel tiempo se les imponían valores totalitarios y éstos, por definición, son inhumanos. Cualquier totalitarismo acaba convirtiéndose en terrorismo». El director desveló que antes que La cinta blanca estuvo tentado de titular a su película como La mano derecha de Dios, porque «los niños se erigen aquí en justicieros».

Sobre la utilización del blanco y negro, Haneke dijo que «las imágenes que nos quedan del principio del siglo XX son fotografías y películas en blanco y negro, por lo que parece adecuado que, para reflejar aquel periodo, utilice el blanco y negro».

Historia de una estafa

La segunda película a concurso fue la producción francesa En el comienzo, de Xavier Giannoli, el director de Chanson d'amour. Se trata de un producto eminentemente comercial, bien rodado y estupendamente interpretado por François Cluzet y Emmanuelle Devos al frente de un reparto en el que también aparece Gérard Depardieu como secundario, que reconstruye en hecho real: a la salida de la cárcel, un estafador de poca monta se hace pasar por el jefe de obra responsable de la construcción de un tramo de autopista. El protagonista engañará a toda una región, contratará a una decena de obreros y sacará provecho cínicamente de esta estafa hasta que conozca a la alcaldesa de un pequeño pueblo por donde pasa la autopista. Ella le perturba, le hace sentir frágil y le revela un universo que no conocía: el de los sentimientos. «Leí la noticia de esta estafa hace años en un periódico. Me intrigó lo suficiente para saber más. A partir de aquellos hechos he novelado algunas líneas del filme», dijo Xavier Giannoli, que concursa por segunda vez en Cannes tras haberlo hecho en 2006 con Chanson d'amour.