Guti conduce el balón ante la mirada de Casquero ./ Archivo
fútbol | primera división

La fe madridista acaba con el Getafe

Higuaín resolvió en el descuento un partido increíble en el que Casquero falló un penalti y Pepe cometió una agresión que le marcará de por vida (3-2)

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El Madrid se agarra a la Liga tras uno de esos partidos indescifrables, alejado del sello de Juande, que recordaron al tramo final del campeonato conquistado con Capello. Venció por fe, por orgullo, por su carácter ganador, por Higuaín y porque, ciertamente, el Getafe se lo regaló. No le noqueó cuando le tuvo groggy e la primera parte y falló un penalti en los instantes finales, después de que Pepe se ganase una sanción ejemplar por propinar dos patadas a Casquero, en el suelo y con el juego ya parado. El ex sevillista lanzó a lo Panenka, Iker le adivinó la intención y luego Higuaín resolvio con un zurdazo. Ganaron los blancos en el alambre, quizá por ese destino que podría atenazar al Barça, pero acabaron muy mermados. Robben volvió a romperse, eso que comenzó e el banquillo y Pepe cometió un desliz imperdonable que le pasará factura. Ni en el peor campo de regional se ven acciones tan barriobajeras como la suya. Ni la tensión ni los nervios sirve como justificación.

Una extraña sensación se apoderaba del Bernabéu. El Madrid se jugaba seguir enganchado a la Liga pero el ambiente era frío en los prolegómenos, típico de esas jornadas entre semana que parecen más bien de Copa. El Bernabéu presentaba una buena entrada pero la gente se tomaba la noche de trámite. Pensaban casi todos, jugadores incluidos, en el Sevilla, en el Barcelona..., pero ahí estaba el Getafe , y no como invitado a la fiesta precisamente. Juande decidió rotar, dar descanso a Robben (por algo sería) el mismo día en que también faltaban Lass, por sanción, y Sneijder, por lesión. Y apostó por Guti de inicio tras un mes y medio en la reserva. No apareció mucho el canterano pero marcó un gol extraordinario de falta.

Con esas trazas, el Madrid completó un primer tiempo patético.

La diferencia de los aspirantes

Si uno ve el arraque del Barça en el Coliseum y lo compara con lo ocurrido en el Bernabéu, alucina sólo de pensar que todavía hay Liga. La diferencia es abismal. Los catalanes corrían, presionaban arriba, mordían, tocaban, desbordaban, llegaban y remataban. Lo madrileños deambulaban entonces, miraban, veían de lejos a los getafenses, no hilvanaban una jugada y lo fiaban todo a su excelente racha de resultados, a su inercia ganadora, a la suerte, a alguna acción aislada. Gago y el reaparecido Guti eran barridos por sus rivales en el centro del campo y pocas veces un equipo grande echaba de menos a un medio defensivo como el Madrid a Lass. Y con un rival humilde enfrente, ya tiene delito.

El 'Geta' se subía a las barbas de su poderoso rival desde el arranque. Entre líneas, Manu del Moral fue una pesadilla para los Concha Espina. Enseguida se coló por la izquierda pero su pase atrás lo desaprovechó Soldado, que lanzó demasiado alto. Poco después fue Granero el que centró si oposición y esta vez el ariete, saltó sin oposición y acertó con la testa pese a que Iker llegó a tocar. Los ex canteranos blancos golpeaba donde más duele.

Lo de Víctor Muñoz dominaban a su antojo y el Madrid vivía tan tranquilo, como si la noche no fuera con él. No ofrecía todavía síntomas de sufrimiento, de angustia, de ansiedad. Pero los getafenses cometieron entonces su primer error grave: no irse con fe a rematar a un clásico de la resurrección. Ni un atisbo de ocasión habían fabricado los locales pero al filo del descanso empataron. Fue una jugada surrealista. Un mal despeje, un golpeo de cabeza, un balón suelto, una imprecisión de toda la zaga, sobre todo del Cata, y el gol a puerta vacía del perseverante Higuaín. El 1-1, era la mejor noticia para un Madrid de chiste, y malo.

Debió haber bronca en el descanso porque al menos el Madrid se transformó en la reanudación. Seguía sin brillar pero al menos achuchaba lo suficiente para inquietar al adversario y acercarse una y otra vez al gol. Se notaba la presencia de Robben, que entró por Van der Vaart. Pero el extremo se lesionó al cuarto de hora y el 'Geta' volvió a crecer. El recién entrado Albín erró una ocasión pintiparada, de esas que ante los grandes se pagan. Luego fue Soldado el que falló con la testa después de que Stojkovic le sacara un balón de gol a Huntelaar tras un gran pase de Guti.

Presagios

Esas acciones dieron paso a la locura. El Madrid se desmelenaba pero chocaba contra el gigante Stojkovic. Higuaín reclamó un penalti y vio la amarilla. Albín al fin golpeó en un contragolpe.

Guti igualó en un golpe franco estratosférico. Pepe cometió un claro penalti a Casquero y le agredió. El ex sevillista falló de forma increíble el quinto penalti de la temporada para su equipo.

La ruleta rusa. Sobrevivió Higuaín, el Madrid que nunca muere.