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La pegada sin fútbol sostiene al Madrid

Raúl recuperó el olfato y Robben sentenció cuando peor lo pasaba el campeón, soporífero pero otra vez efectivo (2-0)

MADRID Actualizado: Guardar
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La pegada sin fútbol sostiene al Real Madrid en la lucha por la Liga. Con el juego insufrible y el escaso espíritu que ofreció ante el Valladolid, lo lógico es que algún día, ante un rival con más mordiente, se rompa la racha, pero de momento ya son 15 los partidos consecutivos que lleva el Madrid de Juande Ramos sin perder. Incluso Raúl, que no marcaba desde hace casi un mes y medio, recuperó el olfato goleador para abrir el camino de la victoria al soporífero pero efectivo campeón. Los blancos no dejan de aburrir con su fútbol insulso y vacío, pero continúan a la caza del Barça y no renuncian al título, aunque sobrevivan en el alambre como ocurrió en Europa hasta que se encontró con el Liverpool.

Tiene tal don de la oportunidad este Madrid y tanta inercia que cuando peor lo pasaba ante un Valladolid que nunca se creyó poder hacer daño, apareció la clase de Guti para mandar un balón en largo a otro que reapareció, Robben, para sentenciar un muy mal partido, y ya son muchos, resuelto con un marcador excesivo para sus méritos.

Es lo que tiene el Madrid . Capaz de sacarse un gol casi de la nada al filo del descanso con un fútbol insufrible y un par de ocasiones, después de permitir crecerse al Valladolid, verse dominado en muchos minutos, y sufrir en las acciones a balón parado de los pucelanos. De nuevo, al igual que en Málaga, fue Higuaín el salvador, aunque el gol fue de Raúl, a quien siempre se le ha dado muy bien el Valladolid. En uno de los escasos arreones locales, Higuaín se fue entre dos defensores y le dio medio gol a Raúl, en el sitio oportuno para desequilibrar el choque, aunque el Valladolid no lo mereciese. Con Lass casi siempre como único medio centro durante una hora, ya que Sneijder actuó más adelantado, no hubo toque, velocidad ni autoridad en el Madrid . Tampoco lo tiene con dos pivotes, pero en esta ocasión, con tanta distancia entre líneas y escaso espíritu de lucha, como si no se estuviese jugando la Liga, fue incluso aún más triste.

Muy cansino, tedioso, sólo con la chispa de Higuaín y Robben, que tuvo que cambiarse de la izquierda a la derecha dada la incapacidad ofensiva. Solamente tenía esporádicas llegadas al área visitante. Sin embargo, de una de ellas sacó petróleo, mientras el Valladolid, que no renunció a tocar en el Bernabéu, se lamentaba de una falta sacada por Casillas a Pedro León con un cabezazo de Luis Prieto casi a bocajarro que se marchó fuera, y de un córner que Iker salvó casi en la línea tras un cabezazo de Pepe que iba dentro, cuando la afición blanca se retorcía por el 'espectáculo' de su equipo. Incluso se quedó el Madrid sin el balón del que había dispuesto en los primeros minutos, pero a pesar del atasco en ataque, con tanto delantero que a veces se estorbaba, entre Higuaín y Raúl acabaron con el despropósito. Demasiado premio para tan poco esfuerzo y juego.

Ovación a Guti

No mejoró el Madrid en la segunda mitad, aunque tampoco el Valladolid, al que le afectó demasiado el gol y sólo le quedó el recurso del lanzamiento de media distancia, casi siempre sin potencia. No tardó en salir a calentar Guti, ovacionado por la afición en ese momento y también cuando saltó al campo para suplir a Huntelaar, que sólo había olido un balón en fuera de juego.

Juande también retiró al amonestado Cannavaro y, de golpe, provocó cinco cambios de posición. Lass al lateral derecho, Torres al izquierdo, Heinze de central, Gago y Guti en el medio campo e Higuaín como único punta, con Robben ya tirado a la cal izquierda, aunque con libertad.

Tampoco metía así el Madrid ningún miedo, mientras el Valladolid iba dando algún aviso aislado a Casillas. Le faltó mayor agresividad y contundencia arriba para intentar aprovecharse de las indecisiones de un Madrid que al menos quiso, aunque no pudo, dominar en los últimos minutos. Por ello volvió a sufrir, hasta que la clase y visión de Guti le puso una pelota a Robben para acabar con el suplicio cuando los blancos se arriesgaban a un empate y el Valladolid acababa de reclamar un penalti de Pepe a Goitom.