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Operación cormorán

La superpoblación de aves pone en peligro la fauna marina de la Bahía; la Junta rectora del Parque Natural estudia las opciones para salvar la acuicultura con sistemas de redes y cañones de aire

SANDRA SALAZAR
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Alfred Hitchcock podría convertirse en un visionario tras los últimos datos ofrecidos por la Junta Rectora del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. La obsesión por las aves que el conocido director refleja en su filmografía, y que alcanzó su mayor expresión cuando Los Pájaros, salta de la ficción para convertirse en la realidad de los acuicultores de la Bahía de Cádiz. La superpoblación de gaviotas y cormoranes se ha convertido en el mayor enemigo del Parque Natural y de la acuicultura.

Los números ofrecidos por los técnicos del Medio Ambiente reflejan el considerable aumento de estas dos aves de características totalmente diferentes. En el año 1986 se contabilizaban unas 1.000 parejas de gaviotas habitando en la Bahía. Para el año 2005 esta cifra había aumentado a 4.500 parejas. A diferencia de las gaviotas que viven durante todo el año en la zona y con las que pueden desarrollarse métodos más efectivos, el cormorán es un ave migratoria que ha sufrido un aumento radical de su especie. Mientras el año pasado se estima que habían pasado por la provincia unas 1860 parejas, en el 2009 la llegada del invierto ha hecho emigrar a 2.775.

Pérdidas acuícolas

El aumento de estas dos aves está provocando un fuerte impacto en la explotación de las salinas, una despensa abierta para estos animales que ha provocado importantes pérdidas en el sector de la acuicultura que Medio Ambiente no se ha atrevido a cifrar. También la biofauna del Parque Natural está soportando los efectos de la superpoblación de gaviotas, que han llegado incluso a desplazar especies autóctonas de la zona.

La delegada provincial de Medio Ambiente, Gemma Araujo, explicó ayer tras su comparecencia en la Junta Rectora del Parque Natural, celebrada en el Centro de Visitantes de San Fernando, que «ya se han tomado medidas para controlar el aumento de la gaviota patiamarilla, con la eliminación de ejemplares adultos y de huevos para llegar hasta los índices permitibles». A su vez también explicó que en el caso del cormorán la solución será difícil «al ser un ave migratoria y un problema que afecta por tanto a toda Europa, e incluso a América». En busca de soluciones a la amenaza del cormorán se ha convocado una mesa técnica específica que pretende cuestionar las medidas aplicadas hasta el momento y proponer otras más efectivas. Así, Araujo explicó que «no podemos hacer nada por las pérdidas que han sufrido esta temporada los acuicultores, pero si trabajar de cara al futuro».

También la nueva presidenta de la Junta Rectora del Parque Natural, María Luisa González Canales, explicó ayer que «se están aplicando nuevos sistemas para controlar los efectos de los cormoranes y evitar que se coman los peces, ya que al ser aves migratorias no sirven los mismos métodos que con las gaviotas». La única solución planteada por ahora para los acuicultores son las redes sumergibles en los esteros y los cañones de aire. Sin embargo, estos aseguran que «deberían darnos vía libre para sacar las escopetas y acabar con ellos».

A modo de anécdota, contaban ayer en el Centro de Visitantes cómo las gaviotas llegaban al recreo justo cuando sonaba la sirena y no dudaban en perseguir a los niños para quitarles el bocadillo. Visto así quizá Hitchcock pudo quedarse corto.