Mucho ha cambiado Penélope Cruz desde que llegó a Nueva York hace 15 años con Nacho Cano.
oscar 2009

«Cuando llegué estaba sola y asustada»

Penélope Cruz repasa las vueltas que ha dado su vida desde el día en que pisó Los Ángeles

LOS ÁNGELES Actualizado: Guardar
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Hoy se levantará descansada, "aunque me tenga que pegar con un martillo en la cabeza", dice desesperada, porque con tanto nervio y tanto vuelo transoceánico ha perdido el sueño, y ni los tratamientos herbales ni la homeopatía se lo han resuelto. Por la noche, "pase lo que pase", lo celebrará "en cualquier sitio donde pongan buena música y me pueda tomar cerveza y media, que es todo lo que aguanto".

Pero entre tanto, cuando la recoja la limusina para depositarla en la alfombra roja de camino hacia el Oscar que le ha brindado Vicky Cristina Barcelona pensará en las vueltas que ha dado su vida desde el día en que pisó Los Ángeles por primera vez.

"Cuando llegué no conocía a nadie, estos días miraba la ciudad desde el coche y me acordaba de que cuando llegué estaba sola y asustada, pero lista para una aventura: ¡A ver qué es lo que ocurre!, me dije. Ahora me siento desbordada, no sé si ésa es la palabra, pero esto es algo muy grande para mí y no quiero desmerecerlo. Me trae muchos recuerdos de lo que ha pasado desde que empecé a trabajar a los 16 años". "... La segunda vez que estoy nominada, viniendo de España, de una familia en la que no tenía ninguna referencia alrededor de gente que se ganase la vida haciendo un trabajo que tuviera algo que ver con el arte, ni en mi familia ni en mi barrio, en ninguna parte. Para mí es precioso pasar por esta experiencia, no necesito ganar".

"Si pierdo me dará penilla"

Si gana tendrá preparado un discurso, más que nada porque está convencida de que "éste será el día en que me desmaye", y por lo menos así tendrá en las manos un trozo de papel en el que apoyarse para cuando se quede en blanco. Y si pierde, "me dará penilla", confiesa, por su familia, "que le hace mucha ilusión", y por ese policía de Madrid que el otro día le gritó desde lejos ¡Contamos con el Oscar!. La verdad es que eso sí me hace mucha ilusión, saber que lo que la gente de la calle siente es real y lo espera de corazón".

Ni una palabra de qué vestido llevará, sobre todo porque la experiencia de aquella cremallera que se rompió en el último minuto "y casi me da un ataque" le ha enseñado que en la vida siempre hay que tener un plan B.

Sí, mucho ha cambiado Penélope Cruz desde que llegó a Nueva York hace 15 años con Nacho Cano, y se enfrentó por primera vez a los Oscars con Belle Epoque en 1994. Entre el cantante de Mecano y Tom Cruise han pasado muchos hombres y muchos directores, pero ni Woody Allen ni Javier Bardem estarán hoy con ella.

"Estaba más nerviosa estos días atrás"

"Tiene que rodar, ya habéis visto el comunicado", responde con parquedad, y una sombra de tristeza se cuela contra su voluntad frente a sus ojos chispeantes. Le acompañarán su madre, su hermana, su hermano, su mejor amiga desde la infancia y la certeza de que la vida pasa como una película en la que ella es la protagonista absoluta. Y cuando se enciendan las luces será la única que quede sentada en la butaca, frente a una pantalla en blanco y un montón de sensaciones acumuladas en sus 34 años de vida.

"¿Champagne?", le preguntan. "No gracias, no bebo", responde, ni para celebrar su último premio, el de los premios independientes Spirit que recibió ayer en la playa de Santa Mónica, horas antes de confesarse con la prensa española. "La verdad es que estaba más nerviosa estos días atrás. Hoy estoy entrando en otro estado, no sé cuál es, pero lo prefiero". Y dentro de unas horas todo se habrá acabado. O acabará de empezar, "porque no me gusta decir que he llegado a algún sito. Es parte del camino".